martes, 30 de mayo de 2023

Querida Madre del Prado:

Hoy, una vez más, quiero felicitarte; pero voy a

hacerlo con un poema dedicado al pintor que con

tanto acierto, supo rodearte de ese hermoso jardín,

Un jardín, donde sois la flor principal, y, donde los

ángeles, se ciñen a tu al rededor para que te sientas más

dichosa por lo que representas para este pueblo.

Por ello y con este poema, quiero desearte ¡Felicidades!




A LAS PINTURAS DE LA CAPILLA DEL PRADO


El año dos mil veintiuno

fue un año de ilusiones puras,

se restauraron las pinturas

de su infinito abandono.


Alabanza en su bagaje

del estilo impresionista.

Sublime gozo la súbita

lectura abierta del paisaje.


              Los colores acarician

              la tan barroca capilla,

              y veinte ángeles custodian

             a esta hermosa maravilla.


             Y a sí…, los diversos colores

              se juntan para la danza,

            unos, con fuerza y honores

            otros, con suave templanza.


Cuidadamente trabajado

fluye el color en la paleta,

pues luce el jardín en violeta

y el suelo en lozano azulado.


El rojo se siente dichoso

por acercarse al amarillo,

y tapa el lienzo en verdecillo

y un naranjado ostentoso.


Un azul fuerte resplandece

unido al nacarado de plata,

más ante el sol que lo aclimata

renace de nuevo y azulece.


Mariposas son sus flores,

las hojas rayos celestes,

los ángeles dioses errantes

jugando en los amaneceres...


Nace el fulgor más hermoso

en la pared decorativa,

y la mirada goza viva

el contenido precioso.


Poderosa la luz que ahora,

poco a poco se disuelve,

en un ambiente que envuelve

al pintor que la decora.


¡Soberana Madre del Prado!

              Tu imagen nos llena de ternuras,

              entre estas bellas pinturas,

              está tu encanto retratado.


    Puedes sentir y emocionarte

     que en esta capilla del Prado,

            sus frescos son virginal arte

     más allá de lo imaginado.


Y..., díganme ahora la locura

que aquel pintor sostenía,

que con pincel y dulzura

pintó esta hermosa poesía.


Ricardo Lalinde López


En la Virgen del Prado a 27 de mayo de 2023


viernes, 12 de mayo de 2023

 

LOS OSCUROS RECUERDOS DEL PASADO


Cuando apenas tenía 8 años mis padres ya me dejaban sólo en casa, ellos, los dos, tenían que ir a trabajar al campo de peones a excavar el trigo y quitar las malas hierbas (entonces no había veneno que las matara, ) yo sabía que a las nueve tenía que ir a la escuela y a comer a casa de la abuela y por la tarde de nuevo volver a la escuela hasta las cinco, después volver a casa de la abuela.


Mis padres como otros peones del pueblo se levantaban a las cinco de de la mañana para estar en el tajo a la salida del sol, ya que se trabajaba de sol a sol y volvían a casa de noche, comían lo que podían y volvían a casa deslomados para ganar 12 pesetas de jornal; el día que salía lluvioso perdían el jornal y si uno caía enfermo aún era peor.


El único dinero que llegaba a casa era el del jornal, el resto era de vender conejos, huevos o miel.


Cuando llegaba el verano ocurría lo mismo, a segar de sol a sol y con temperaturas asfixiantes, primero a recoger lo propio y después a jornal, en el pueblo o fuera de él (que era lo más normal) .


En otoño se dedicaban los jornaleros a recoger la uva, casi siempre en Navarra y en invierno a vivir de lo ya ahorrado; así un año tras otro; no se conocía más diversiones que las festividades del pueblo o el domingo si no era verano y las familias eran felices, ¡Claro, unas más que otras!


¡Hoy! ¿De qué nos quejamos?