jueves, 3 de noviembre de 2022

 



UN DÍA LLENO DE RECUERDOS (relato poético)


Esta tarde la destiné a caminar

las solitarias calles de mi pueblo,

acompañado por el atardecer

que es el único amigo con que cuento.

Todo sigue como siempre; el invierno

y el manto nebuloso de la bruma

con su apagada capa de tristeza

ha invadido nuestra querida huerta,

y el verano ha sofocado el valle,

(me dicen los labradores del campo).


Creed que nunca pensé por un instante

ver tan sola esta querida tierra mía,

pero ahora que vuelvo no comprendo

como pudo quedar tan desvalida.

No ha cambiado nada, ni sus casas,

ni sus calles, ni tampoco la alameda.

Todo está como siempre; los gorriones

en los tejados chicheando a sus hembras;

los caracoles comiendo las hierbas

y el musgo sigue junto a las hiedras.


No hay que dudar de que este es el reino

del cielo azul y las montañas frescas,

en donde todo tiene sus colores

e igualmente su plácida leyenda,

y hasta en la propia noche distingo

la afectuosa mirada de la abuela.

Así fueron los sucesos notables

que presencié en mi primera juventud;

el correo de las dos llega a la plaza,

el alguacil llamando con la gaita,


el mercader vocea su mercadería

y al rosario a rezar el ave María;

después los juegos, también las correrías.

Algo de mí me dice que la vida

es únicamente una gran fantasía;

una ilusión, una nube viajera,

un sueño sin límite ni ribera.

Aunque si digo bien, no se que digo,

pues la emoción me llena la cabeza,

me rompe el corazón cuando suspiro.


Cuando ya es la hora de los que rezan

al corral vuelven las tercas ovejas,

una tras otra, como marejada

llena de olas que rebosan la playa,

y cuando me senté en la alameda

que alimenta al ganado en primavera,

sentí las baladas durmiendo la siesta.

Seguí el viaje como sigue la vida,

pasé al lado del antiguo molino,

me detuve en frente del cementerio


y recé, y recordé a mis seres muertos,

y observé la luna en mi cabeza

sin distinguir ninguna diferencia,

como entonces aún, llena de belleza.

Ahora percibo como me envuelve

el entrañable olor de las violetas

los aromas del rosal y azucenas

las que curan la tos y la tristeza.

¡Pero el tiempo lo ha borrado todo

como borran las olas en la arena!


Ricardo Lalinde López


Inestrillas-Logroño, 1 de noviembre de 2022


Recordando el pasado...