domingo, 30 de octubre de 2011

¿QUÉ HA PASADO CON NOSOTROS?

Cuando éramos niños, los ladrones tenían la apariencia de ladrones, los pobres tenían aspecto de pobres, y los ricos parecían ricos;  nuestra única preocupación era conquistar a los padres para que nos dejaran hasta tarde jugando por los alrededores del pueblo, pero nos decían que no, que el sacamantecas nos llevaría. En relación con la seguridad y el respeto para los demás era tal que los acomodadores del cine nos expulsaban debido a los golpes que dábamos con los pies en el suelo cuando no ponían una determinada música al inicio de las películas, o cuando silbábamos por el corte de alguna de ellas.
Muchos, padres, profesores, abuelos, tíos, vecinos, todos eran autoridades dignas de respeto y consideración para nosotros.
Cuanto más viejos, más afecto. Inimaginable responder maleducadamente a políticos, maestros, ancianos u otras autoridades; inimaginable ofender a la bandera o al crucifijo; menos inimaginable contestar al cura, al maestro o al padre.
Confiábamos en los adultos todos los muchachos y muchachas del pueblo, barrio, o ciudad.
Teníamos miedo, apenas oscurecía, de los sapos, de los murciélagos, de las películas de terror.
Nos sentábamos a contemplar la luna y las estrellas...
Hoy siento una tristeza infinita por todo lo que perdimos; por todo el miedo que mis nietos tendrán un día, por el miedo en la mirada de los niños, jóvenes, viejos y adultos.
Dan palizas o los matan a los padres o a los abuelos, violan niños, secuestran, roban, engañan...
Todo..., no importa lo grave que sea, todo termina en la insignificancia de noticias policiales olvidadas después del primer intervalo comercial.
Agentes multando a infractores, no son más que explotadores, funcionarios de la industria de las multas.
Policías que persiguen a malhechores aplicando “abuso de autoridad”.
Los privilegios en las cárceles son materia votada en reuniones.
Derechos humanos para criminales, pero  limitados para ciudadanos honestos.
Pagar puntualmente los derechos es cosa de idiotas, pero no lo es la amnistía para los estafadores.
Ladrones de traje y corbata, asesinos con cara de ángeles, pedófilos de cabellos blancos, sinvergüenzas honorables, terroristas que defienden al pueblo que ellos quieren dominar...
¿Qué ha pasado con nosotros?
Profesores maltratados en las escuelas, comerciantes amenazados por traficantes, rejas en nuestras ventanas, puertas blindadas...
Mientras, miles de niños padecen y mueren de hambre y sed.
¿Qué valores son esos?
Coches que se valoran más que los abrazos, hijos que los quieren como regalo por haber sacado el curso. Teléfonos en las mochilas de los recién nacidos, TVs, DVDs, videojuegos... ¡Qué quieres a cambio de un abrazo hijo?
Más vale un Armani que un diploma, más vale una pantalla gigante que una conversación, más vale un maquillaje que un helado, más vale cinco céntimos que un gusto.
¡Qué hogares son esos?
Jóvenes alejados, padres ausentes. Droga presente.
¿Cuándo fue que todo desapareció o se hizo el ridículo? ¿Cuándo fue que olvide el nombre de mi amigo? ¿Cuándo fue que mire, sin sentir miedo, a los ojos de quien me pidió ropa, comida o calzado?
¿Cuándo fue que me sentí tan solo?
Quiero dar vuelta a mi dignidad y a mi paz.
Quiero que vuelva la ley y el orden.
¡Quiero libertad con seguridad!
¡Quiero quitar las rejas de mis ventanas para poder acariciar las flores!
¡Quiero sentarme en el patio y dejar la puerta abierta de día y de noche!
Quiero honestidad como motivo de orgullo.
Quiero la vergüenza y la solidaridad.
Quiero rectitud, cara limpia y mirada a los ojos.
Quiero la esperanza, la alegría, deseos de vivir.
Y vivir el retorno de la verdadera vida, simple como una gota de agua, limpia como el cielo en abril, ligera como la brisa de la mañana.
Y definitivamente común como yo. Adoro mi mundo simple y común.
¿Volveremos algún día a ser GENTE?

                                              Ricardo Lalinde López,  poeta y escritor.
                                                
             CANTO AL VINO                

¡Oh el vino!: licor bueno y exquisito
néctar de dioses y sangre de Cristo,
de grandes bodas, de canto y rito,
alegra los corazones y ayuda al erudito.

El que con buen vino comiere
y con buen ama durmiere,
retozar puede lo que quisiere
y a Baco darle gracias debiere.

Al enamorado, si vino le has dado,
no te quejes si está mucho a tu lado,
y si le das vino tinto y luego dorado
seguro que pronto lo verás acostado.

Si con tocino y pan andas el camino,
mejor andarás con vino, pan y tocino;
nueces, miel y vino al hombre dan tino,
hacen andar y a veces correr el camino.

Al peregrino llénale el zurrón para el camino,
pero mucho mejor si le pones queso y vino;
si dice que bebe poco ponle cuarto de vino,
si dice que de vez en cuando ponle agua y vino.

Hombre que va al campo con  pan y vino,
déjalo tranquilo  hacer el camino,
y si no lleva agua y si lleva vino
no trabajará ni para él ni para el vecino.

En la buena mesa de cordero y de cochino
no ha de faltar cántaro de buen vino,
y si la mesa fuere de gallina y palomino
no ha de faltar para beber y cocinar buen vino.

Bebe el vino moderadamente
para que siempre te encuentres consciente;
con el vino no te hagas el valiente,
pues templó fraguas y doblegó al inconsciente.

Si yo muero antes que tú, amor mío,
entiérrame en la viña junto al río,
donde los pámpanos crezcan a su albedrío
y las uvas maduren con fuerza y brío.




   YO FUI AQUEL DE PLUMA BLANCA...

Yo fui aquel de pluma blanca en las manos,
de versos, rosas y alegres cantos profanos,
caballero andante de montes y de llanos,
potro sin freno en mis jóvenes años.

Fui el dueño de un jardín sin flores,
en él sembré rosas y alegres ruiseñores,
di canto a las flores y perfume a los cantores
y el jardín llené de alegres sensaciones.

Querido fui por todos durante mi infancia
y supe del calor que en mi casa había,
las rosas y claveles me dejaron su fragancia,
una fragancia alegre y de melancolía.

Tímidamente al mundo asomo
joven, viril, con ganas y gran aplomo,
iba embriagado de vida y de mí mismo
y no caí en las sombras de mi propio abismo.

Ahora en el ocaso y discreto paso por la vida,
en la hora crepuscular y de retirada merecida,
juzgo si mi alma fue por tanto alegre y atrevida,
alma joven entre el placer y la melancolía de la vida.


miércoles, 26 de octubre de 2011

A UN AMIGO QUE SE FUE

El día 27 de agosto hicimos un homenaje al presidente de la “Asociación Amigos de la Virgen del Prado de Inestrillas”. Todo fue bonito y la jubilación de nuestro presidente fue querida y aplaudida por todos los asistentes; me decía una sobrina que a los pocos días le iban a operar y que no sabía nada, le dije que mejor..., que para cuando se diera cuenta ya estaba en casa.
El día 27 de septiembre lo llevamos a su última morada, justamente hacía un mes que le habíamos homenajeado y se fue como vivió, queriendo a todos, siéndose amigo de todos y animando a todos. Isidoro era un hombre de los que quedan pocos, él nunca sufría y si sufría lo hacía por los demás, él era amigo y condescendiente con todos, ayudaba a todos y se mostraba tal cual era, no había mal humor, ni había palabras feas, ni fingía ser como era; era un hombre íntegro y cabal, pocos, muy pocos como él. Fue alcalde de la pedanía de Inestrillas, su pueblo, durante varios años, se jubiló y esto le costó llorar al alcalde ordinario de Aguilar; en una palabra, y viendo los políticos de hoy, era un hombre de los de antes a carta cabal.
Muchos paseos y muchas conversaciones tuve con él, mucho lo voy  a echar en falta cada vez que vaya al pueblo, y..., como no voy a sentir su falta si era mi gran amigo y cabal consejero. En fin, Isidoro, espero que Dios te haya llevado al lugar que te mereces, pues si es verdad que hay una vida mejor en ella estarás. Desde estas líneas y para los que te hemos conocido no deseamos otra cosa,  te enviamos nuestro más sincero abrazo.

martes, 25 de octubre de 2011

SEMANA DE ABUELOS Y NIETOS EN LAS AULAS DE LA TERCERA EDAD.
Ser abuelo es un conocimiento que la vida nos regala, es como un sabor especial que se lleva dentro de nuestro corazón, que nos hace renacer el espíritu del niño que llevamos dentro de nuestro cuerpo.
Cuando despertamos de ciertos recuerdos en los que estamos empapados, llenamos una burbuja que te hace memorizar tiempos de la niñez llenas de coloridos y cosas bonitas que jamás podremos olvidar de lo que disfrutamos en esas edades infantiles en la que nada era imposible de cumplir, saboreando con placer en nuestra alma aquellas frágiles caricias que nuestros padres nos dieron con todo el cariño y amor que nunca podremos olvidar los abuelos.
Los abuelos somos los otros padres, los que cuidamos de nuestros nietos haya o no haya  alguna necesidad.
Por ello el tiempo regresa a nuestra mente ya envejecida y nos convierte en esa niñez queriendo más y más a tus nietos, que en mi caso son cuatro a los que no puedo olvidar.
El ser abuelo casi siempre nos lleva a descubrir cosas nuevas, nos lleva a comprender lo que hemos dejado pasar por alto, son unos dones que llevamos con nosotros que por descuido unas veces o por pereza otras no hemos llegado a valorar suficientemente.
Los abuelos somos casi siempre hábiles para encontrar golosinas en cualquier rincón y hacer sonreír al nieto.Y también para encontrar soluciones a esos problemas de nuestros nietos.
 Y para defenderlos, y para ayudarles, y también a veces para regañarles por algo que hicieron mal. Pero los regaños de los abuelos son diferentes a todos los regaños, porque van acompañados de mucho cariño.
También a veces los abuelos somos unos cascarrabias, y es que la edad no perdona y nos manda males difíciles de superar.
Esto y mucho más es ser abuelo.
                                                       Ricardo Lalinde López.
                                Semana de los abuelos, Logroño, octubre de 2011

domingo, 23 de octubre de 2011

    CUANDO YO ME MUERA

Cuando yo me muera no me llevaré nada,
si acaso me llevaría tu dulce y triste mirada,
tu profundo mirar y tu sonrisa quebrada
y algún rayo del dulce sol de la madrugada.

Cuando yo me muera quizá también lleve
unas gotas de rocío por si allí no llueve,
y alguno de mis cantos con verso breve,
llevaré tu negro pelo y tu cara de nieve.

Quizá también lleve por si suenan canciones
las mejores notas y los mejores sones,
el cantar de las hojas y el de las fuentes,
que brillen al viento y manen transparentes;

el fresco olor del prado colmado de ababoles,
el río de mi valle con mil peces de colores,
un trozo de su cielo con nubes de algodones
y, para que sea más bello pintado, de colores.

¡Qué preciosos placeres llevaré cuando muera!
Llevaré atardeceres y amaneceres de primavera,
el trinar de los ruiseñores y el de la lavandera
con sus nidos ocultos piando en la enredadera;

y ya, puesto a llevarme, me llevaría a mi amada,
el lucero y las estrellas de una noche templada;
del amanecer llevaría la  más hermosa alborada
y del atardecer el arrebol con la mejor balada.

Cuando suene la llamada no me llevaré nada,
no me llevaré las cosas de esta vida basada
en lo material, en la envidia y en la puñalada.
Solo la magia de esa cosa sencilla no valorada
o la modestia de esa pequeñez soñada.                     

                        
        R. Lalinde    (El Cisne del Alhama)
                                          El poeta en los Pirineos esperando aDoña Inspiración.

viernes, 21 de octubre de 2011


SER ÍNTEGRO

  La integridad genera confianza, la confianza genera influencia, la influencia es liderazgo.
  Todo el que anhela ser líder de una empresa, asociación o de un hogar, no puede hacer a un lado la integridad, porque es el poder de la integridad la que genera confianza.
  Un hombre que siempre te va a decir la verdad, una mujer que te pueda mirar a los ojos y contarte las cosas tal como fueron, son personas íntegras.
  La persona íntegra no es una persona que no comete pecados sino quien, cuando los comete, los reconoce.
Integridad no es que cometamos faltas, integridad es que aceptemos y reconozcamos nuestras faltas.
  Quizás alguien pueda decir tus faltas de buena forma y otros de mala forma, pero que al final del día, en la meditación de la noche, con tu cabeza sobre la almohada, puedas decir: “Señor, reconozco mi falta”. ¡Eso se llama integridad!
  Integridad es perfección de carácter, integridad es perfección de vida. Integridad es esa honestidad con la que debes de proceder todo el tiempo.
  Cometemos errores muy a menudo, no los ocultemos, solo hay que corregirlos.
  ¿Sabes por qué ocultamos nuestros errores?
  Por el temor a que nos juzguen, y cuando te juzgan manipulan tu conciencia, y cuando tu conciencia se deja manipular careces de poder para salir adelante y dejar el pecado que cometiste.
  Pero cuando tú no dejas que nadie manipule tu corazón, sino que reconoces tu falta con tu integridad, tú puedes corregir tu camino.
  Cuando tienes integridad debes medir algunas consecuencias de serlo, porque puedes caer en la tentación de dejarlo ser, porque las consecuencias de ser íntegro a nuestros ojos  y a nuestra carne a veces no son tan bonitas ni tan atractivas, pero delante de los ojos de Dios vas a encontrar un sabor y una gracia que te va a sacar adelante.
  Si por íntegro vas a perder tu trabajo, ten la confianza que de ahí Dios te levantará para otro trabajo mucho mejor.
  Si por ser íntegro vas a perder amigos, ten confianza que tendrás mejores amigos que los que tuviste.
  La integridad se nota en las decisiones que nosotros tomamos. Cuando quieras saber que hacer, consulta a la integridad. La gente suele ser poco razonable, lógica y egocéntrica.
  Si eres amable, la gente puede acusarte de abrigar motivos ocultos, egoístas, que tienes algo entre manos.
  Si eres honrado y sincero, puede que algunos te engañen.
  Si tienes éxitos vendrán a ti falsos amigos y amigos buenos.
    ¡Perdona, sé amable y sé honrado y sincero!
  Lo que tantos años te costó construir, alguien lo puede destruir de un día para otro.
  Si hayas la serenidad y la felicidad, siempre habrá quien te tenga envidia.
  El bien que haces hoy, la gente puede olvidarlo mañana.
  ¡Construye, se feliz, haz el bien! ¡De todos modos da al mundo lo mejor de ti mismo!
  Y es que al fin de cuentas todo queda entre tú y Dios, en el fondo no ha sido entre tú y ellos. La integridad tiene un enemigo muy fuerte, es el creer que por que eres íntegro vas a quedar bien con todo el mundo, y no va a ser así necesariamente.
 Sé íntegro y honrado, aunque eso te vuelva vulnerable, de todas maneras..., ¡Sé íntegro!
 Hay gente que triunfa rápidamente por lo que sabe, hay gente que triunfa temporalmente por lo que hace.
  ¡Sólo los íntegros triunfan permanentemente!

jueves, 20 de octubre de 2011

CANTOS AL AMANECER

El amanecer me sorprende
cantando por los caminos,
abandonando en el polvo
las huellas de mi destino.
La sombra del sol naciente
conmigo va caminando,
y al ritmo de su corriente
la noche me va llamando,
allá donde en los barrancos
el sol se estrella de plano,
y en la exuberante vega
parece pasar de largo...

Así va pasando mi vida
sobre un sosegado otero,
sembrando serenas trovas,
cosechando mil recuerdos,
y cuando miro a lo alto
escudriño el universo,
por ver si en esa ventana
se asoma lo que más quiero.


De mi libro "Cantos al Amanecer"

miércoles, 5 de octubre de 2011

A LA MUERTE DE UN AMIGO

              (A mi amigo Isidoro)       
De horizontes sin fin
corazón de libertad,
amante de la verdad,
de nuestras charlas clarín. 

Ese gusto por decir
tu parecer y argumento
y tan amigo del viento
fue intensidad de vivir.

Mi gran amigo del alma
compartimos una vida,
dolorosa es tu partida
siempre tendrás mi poema. 

Inestrillas, 5 de octubre de 2011



VOLVER A LA QUIETUD DEL PUEBLO

  Aún no hace quince días que dejé el pueblo y ya estoy de nuevo sumergido en su tranquilidad y sosiego, aún más si cabe que hace unos días, cuando por estos lares se encontraban bulliciosos jovenzuelos que rememoraban tiempos pasados, tiempos de jolgorio y de inquietud; hoy el pueblo es un mar de tranquilidad, un lugar de placidez y de relajamiento.
  Cuando he llegado esta mañana eran las 9,35 del día 10 de septiembre, en la radio, por el camino, venía escuchando los sucesos de aquel 11 S, y se me antojaba: ¡Qué barbaridades ocurren en las ciudades! Y al bajar del coche me llegó a la cara una ráfaga de aire puro y fresco con el saludo de unos vecinos que con languidez y sin prisas iban a sus quehaceres. Al verme me pareció que se olvidaban de sus  labores, pues se liaron conmigo en una amigable conversación de la que parecía no tener ninguna prisa de dejarla; ¡había llegado al pueblo!, ¡a mi pueblo!, aquí no hay prisas, aquí no hay ruidos, aquí no te sientes agobiado, el río pasa lánguido y monótono, el movimiento de las hojas de los árboles son relajantes, la sombra en la alameda elimina el agobio del calor..., pues hoy dicen en el pueblo que pasarán de los treinta y pico grados..., no se pillan los dedos en el número de grados que va ha hacer, pero dicen que ayer pasaron de los 34 grados.
  El caso es que después de las vacaciones aparece el pueblo como es, casi despoblado, pero llegas y no te encuentras sólo, los pocos vecinos que hay y algún que otro veraneante despistado como yo son suficientes para formar coloquios y charlas, eso sí, sin ruidos, sin gritos, sin riñas y con mucha familiaridad.
  Me encuentro con mi pariente Juan Pascual y nos enzarzamos en una conversación de esas que es difícil olvidar por muchos años que pasen y mientras la testa esté en su sitio. Hablamos del “Nanica”, te acuerdas de Esteban..., me dice,  Estaban el Nanica, decía que tenía catorce hermanos y que todos se apellidaban igual, ¡Que casualidad verdad, pocos casos como este se dan, decía aquel bendito!  Era un hombre pequeñito, lánguido y con pocas luces, pero era de esos que ya no se ven..., dulce, tierno y buena persona, demasiado buena diría yo; durante el tiempo que fue cabrero poco se sabía de él, pero después cuando dejó el ganado y se unió a la población comenzaron las bromas. Vivía con su hermano Francisco en el palacio del Marqués González de Castejón, por eso también les apodaban a ambos hermanos “los palacios” y como en todas las familias siempre hay un listo y una oveja negra, aquí el listo era Francisco el “tartaja”, jamás dio un palo al agua, vivía de su hermano el Nanica.
  Este buen hombre siempre fue el entretenimiento de muchos y la risa de otros muchos, contaba sus cosas con total ignorancia, sin malicia y con toda la ingenuidad del mundo. Por eso cuando llegaba la cuaresma los ojos de los mozos estaban puestos en él y seguro que haría de sardina, esa fiesta medieval del entierro de la sardina. También le hacían creer que al vivir en un palacio venía de gente noble y que por lo tanto era más que marqués y le hacían ver su nobleza de tal manera que se lo creía y hasta se regocijaba. Otra insistencia era la de los catorce hermanos que, por casualidades de la vida, todos, todos, se apellidaban igual, esto se lo hacían repetir constantemente. Cuando iba al barbero decía que iba a que le lavaran la cara, pero el barbero no le afeitaba si no iba bien aseado por lo que lo mandaba al río a lavarse y este se metía en el río para salir bien limpio, y salía como un pollo.
  Total que volver al pueblo es resucitar nobles recuerdos, saltarse los atascos de la ciudad, respirar el aire puro y descansar como decían los viejos, ¡He descansado como Dios!

                                       Inestrillas, 11 de septiembre de 2011