miércoles, 27 de marzo de 2019

A ORILLAS DEL ALHAMA (elegía a mi pueblo)

Era un día de julio de calor sofocante,
el sol caía ajando mi cuerpo de caminante,
y de vez en cuando me detenía un instante
para dar algún respiro al pecho jadeante
clavado en mi cuerpo con pasos de gigante;
con fuerza renacida y a falta de cayado
continué caminando a paso adelantado,
subía por los cerros, bajaba a los barrancos
y allá en la lejanía cientos de pajarracos
graznaban con firmeza entre tomillo y romero
que sobre el seco agro ardían como brasero.

Los buitres daban vueltas con sereno vuelo
paseando en solitario por el ancho cielo.
Avistaba lejano el Moncayo puntiagudo
y una larga Sierra dormida en su felpudo,
miles de recuerdos sobre la parda tierra
memorias que el arado al poco desentierra,
los recuencos verdes que llevan al Alhama
donde las arboledas, beben de su cama
que en torno a Inestrillas es fuente que mana
linaje de Navarra y cuna castellana.

Y allí en lo más alto, en la Virgen del Prado,
cientos de personas suben al monte amado;
entre los canchales y algún humilde prado
donde la hierba crece al paso del arado
y un sendero de malvas lo va perfumando,
luego al final del día la gente va bajando,
para unirse a la fiesta, para seguir cantando
y poco a poco al fin, el día se va acabando.

¡Oh tierra pobre, triste y noble,
el Alhama cruza tu corazón de roble,
la de altas colinas y marchitas roquedas
de tierra abandonada y solas arboledas;
caídas poblaciones, caminos sin mesones,
atónito aldeano sin bailes ni canciones
que aún se van marchando de agonizante hogar,
como tu estrecho río Alhama llega al mar!

Veo en el horizonte cerrado por colinas
sierras coronadas de pinos y de encinas;
sobre la verde yerba en los márgenes del río
lucen sus frondosas hojas el álamo umbrío
y en callada calma lacónicos arrieros
llevan en sus carros mercaderías y aperos,
y bajo la arquearía del puente de tres ojos
cruzan el Alhama sin puertas ni cerrojos.

Inestrillas fiel, aguerrida y luchadora,
hoy en sus andrajos, desprecia lo que ignora.
Sobre sus campos aún está el fantasma guerra
de un pueblo que ponía a Dios sobre su tierra,
y tras de los peligros que demostró su brío
corría a la defensa con el semblante iberio,
tampoco llegarían a preguntar qué pasa
pues la guerra llegó a la puerta de su casa.

Ya el sol declina por la Contrebia cercana
y a Inestrillas llega el toque de campana,
rítmico tañido para enlutadas viejas
que de sus casas salían como comadrejas;
susurrando se van y al momento aparecen,
curiosamente cuando los campos anochecen,
¡El camino solitario! !El bar Cartón abierto!
el campo ensombrecido y el pueblo desierto.

Ricardo Lalinde López

En Inestrillas, marzo de 2019

miércoles, 13 de marzo de 2019

DESVELO Y FANTASÍA

La joven lucha con el mozuelo
su enamorado y gallardo anhelo,
sufriendo a costa de su desvelo.

Desaparece sin deterioro
en la decencia y en el decoro,
y es como una lis de nieve y oro.

Y entre la niebla profunda y bruna,
yerra en el verde huerto cual una
ilusión hecha de efluvio y luna.

Y en la estancia , y frente a un espejo,
y con soberbia de áspero dejo,
cambia sus risas por un reflejo.

Cierra cerrojos, y se desnuda,
sube a la cama con una duda
y desvestida se abrasa y suda.

Y un mal diablillo, tras corto ruego,
soplando apaga el crecido fuego
y a la oscuridad ruega sosiego.

Duerme muy poco y llena de espantos
y es una lumbre con sus encantos,
creando historias llenas de encantos,

sueña que duerme sujeta y sola
con un manubrio que se enarbola,
¡y un querubín llega y la viola!

domingo, 10 de marzo de 2019

EL CONTORNO DE INESTRILLAS

Robusto y alto asentamiento que no brilla
por su galanura ni su esplendor del arte.
Fue defensa, castillo frontera y capilla.
Y fue lar del Señor de la gran Fenetrillas
farallón elevado hacia la otra parte
del Saliente, en el cual hay un robusto baluarte,
que permanece para evocar la memoria
de envejecidos tiempos de alboroto y gloria.

Junto a inclinada pendiente de granito,
ruinas y residuos de otros tiempos muerde
los despojos de murallas en un circuito,
es anacronismo posterior que se pierde;
y bajo el gran roquedo bruno a su amparo
los resignados buitres leonados, un bravo
valle verde, borda hoy el tapiz de este clavo.

Mirando al Norte, extensas montañas hacen vía,
que a un lado y al otro del río riega y cría
la contemplación de esta vega que propaga
sotos de zarcilla y campos de verdolaga;
y en el más extremo para cerrar el fondo
tiene un campo agrisado, empinado y lirondo.

Al Sur, gran Sierra Alcarama como gran predio,
y un parque abarrancado y ruin en cuyo medio
un variable y seco barranco espera en vano
con un empecinamiento y tesón ufano;
saludar la imagen de Monegro en bicolor,
monte mayor que siempre nos dio leña y calor.


Allí está mi refugio y su contorno. Cruda
travesía que me trasladó a la mazmorra
fría, celda en la que me consume la modorra
y en la que quizás, por imitarme, suda
compasivo el ermitaño que imparte ayuda;
en este Valle Alhama de tierra cruda.

Y allí cuando la ocasión me de permiso
iré al valle para visitar mi paraíso,
y mis frescas arboledas en los corredores
que rodean la hacienda de mis anteriores,
salir un rato para ver sonreír las flores
y mostrarme en la esperanza de mis dolores.

Necesito un trocito de cielo celeste.
Y ver que de dicha mi espíritu se viste;
y me preguntaré si un día la buena suerte
hará panal de miel como la paz del fuerte
y otro de fulgor para cautivar al triste.


Inestrillas, hoy 6 de marzo de 2019

        HOLGAR EN INESTRILLAS

Descansaba una vez en Inestrillas
y una moza, con gesto de delirio,
cruzó, firme y derecha como un cirio,
evocación turbador de odas bellas,
aromática y noble como un lirio.

Parecía ilusionada en su mirada.
Iba con paso acompasado y tonto,
blanca toga de hilo acicalada,
y un decir de risas en enramada
cual pelo y humo vuelan al viento.

Era una mañana de abril que añoro
con una calma cadenciosa y amena,
esencias de azahar y de azucena
derretían el sol ambarino de oro,
¡entonces me encontré con mi sirena.!

Me quedé caviloso y asombrado
y una gran alegría cruzó el alma mía.
Ancha y pulida frente sin pecado,
afilada nariz, labios de fresa,
ojos garzos de antílope alarmado,
semejanza y modestia de princesa
y un angustiar secreto anubarrado:
¡así te llevo en mi cabeza impresa!

En salud y libertad soy muy rudo,
el trabajo me mandó a donde pudo,
cansado de labrar y con mi ahorro
adquirí este lugar en un ventorro
y casé con la reina de este feudo.

           Logroño, hoy domingo 10 de marzo de 2019