martes, 12 de enero de 2021

 

Dos sonetos para mi pueblo



LA ERMITA DE SAN ROQUE


Allí en la vieja ermita abandonada

se altera su vejez en la colina,

caído el techo espadaña derrumbada,

toda ella es una verdadera ruina.


Las higueras del huerto se han secado;

en sus silencios ni un ruiseñor trina…

Sólo por los pedruscos del cercado

la hiedra escala y en subir se obstina.


El viento susurra tristes querellas

por caminos ruinosos y desiertos…

Y, al margen a mundanales recursos,


aparece la luz de las estrellas

que rezando están por los monjes muertos,

en el cabildo de los cipreses secos.


INESTRILLAS HOY


Bajo el sopor del bochorno se agrava

la calle enmarañada de misterio,

donde, amarilla y marchita la hierba

se yergue como en el viejo cementerio.


Calienta el sol… Las puertas entornadas

esperan a alguien que vendrá seguro,

agobia con su calma sus pisadas

deslizándose al lugar más oscuro.


La sombra de los tristes interiores

apuñalan de luz los resplandores

de arquetas familiares, y en el fondo


en el vago y vivaz fulgor del huerto…

¡Reina un reposo tan tedioso y hondo

que parece encontrarse todo muerto!

sábado, 9 de enero de 2021

 

EL CONTORNO DE INESTRILLAS


Robusto y alto asentamiento que no brilla

por su galanura ni su esplendor del arte.

Fue defensa, castillo frontera y capilla

y fue lar del Señor de la gran Fenetrillas.

Farallón elevado hacia la otra parte

del Saliente, en el cual hay un robusto baluarte,

que permanece para evocar la memoria

de envejecidos tiempos de alboroto y gloria.


Junto a inclinada pendiente de granito,

ruinas y residuos de otros tiempos muerde

los despojos de murallas en un circuito,

es anacronismo posterior que se pierde;

y bajo el gran roquedo bruno a su amparo

los resignados buitres leonados, un bravo

valle verde, borda hoy el tapiz de este clavo.


Mirando al Norte, extensas montañas hacen vía,

que a un lado y al otro del río riega y cría

la contemplación de esta vega que propaga

sotos de zarcilla y campos de verdolaga;

y en el más extremo para cerrar el fondo

tiene un campo agrisado, empinado y lirondo.


Al Sur, gran Sierra Alcarama como gran predio,

y un parque abarrancado y ruin en cuyo medio

un variable y seco barranco espera en vano

con un empecinamiento y tesón ufano;

saludar la imagen de Monegro en bicolor,

monte mayor que siempre nos dio leña y calor.


Allí está mi refugio y su contorno. Cruda

travesía que me trasladó a la mazmorra

fría, celda en la que me consume la modorra

y en la que quizás, por imitarme, suda

compasivo el ermitaño que imparte ayuda;

en este Valle Alhama de tierra cruda.


Y allí cuando la ocasión me de permiso

iré al valle para visitar mi paraíso,

y mis frescas arboledas en los corredores

que rodean la hacienda de mis anteriores,

salir un rato para ver sonreír las flores

y mostrarme en la esperanza de mis dolores.


Necesito un trocito de cielo celeste.

Y ver que de dicha mi espíritu se viste;

y me preguntaré si un día la buena suerte

hará panal de miel como la paz del fuerte

y otro de fulgor para cautivar al triste.