CANTO
A MARTÍN FIERRO
Aunque
me aventuro a cantar
como
el “gaucho” Martín Fierro
sin
estar en el destierro
y
como ave solitaria
entonaré
una plegaria
que
me aclare este misterio.
Pido
a la Virgen del Prado
y
a todos santos del cielo
me
ayuden en este celo
para
escribir la memoria,
donde
explique la historia
con
total entendimiento.
Que
no se trabe mi lengua
ni
me falle la palabra,
y
mientras la gloria me abra
las
puertas del ancho Olimpo
al
cabo de poco tiempo
yo
me sienta un hombre rico.
Rico
en cantos y versado,
bien
puesto y documentado,
sin
ser un hombre letrado
quiero
ser afortunado
en
coplas que han brotado
del
secreto del pasado.
Cantando
vine a este mundo,
cantando
pienso morirme,
y
antes de este universo irme
quiero
este cantar dejar,
pues
cantando he de llegar
a
la grandeza celestial.
Con
la guitarra tocando
nadie
hay que me reprima,
hago
relinchar la prima,
saco
pecho y soy valiente
aunque
mi altivez reviente
y
mi talante suprima.
Soy
Riojano, entiéndanlo,
como
mi lengua lo cuenta,
yo
nací en una cuneta
pudiendo
haber nacido
en
un lugar más querido...,
pero
así lo quiso mi Dios.
Mi vida es vivir tan libre
como
el pájaro en su vuelo,
vuela
contemplando el cielo
donde
nada hay que sufrir
y
nadie allí me ha de seguir
en
cuanto remonte el vuelo.
Tuve una vez hace tiempo
hacienda,
trabajo y mujer,
pero
comencé a padecer
las
desdichas de los hombres,
son
ciertas sin decir nombres,
complacencias
de la mujer.
Y...,
así, amigo, para sufrir
hemos
nacido los hombres...
En
algunas ocasiones
parecemos ser muy fuertes,
hasta
que llegue la muerte
cogiéndonos por los cojones.
Gracias
mi Virgen del Prado,
Gracias
Cristo del Perdón,
pues
entre tanta compasión
habiendo
llorado tanto,
no
perdí mi amor al canto
ni
palabra como cantor.
Canta
el señorito y es poeta,
canta
el aldeano y... ¡hay Dios!
lo
ven como desvaríos,
su
ignorancia los asombra;
nunca
hizo falta sombra
para
diferenciar la luz.
Y...,
atención, pido silencio,
y
silencio pido, atención,
que
con esta aclaración
si
no falla mi memoria
les
diré que a la historia
le
falta la guinda y la flor.
Vengo como adormecido
cuando
llego del trabajo,
así
explico más abajo;
que
entre gente tan bizarra
si
alguien toca la guitarra
me
despabilo muy pronto.
Siento
reventar mi pecho
y
trastornarse mi razón,
siento
romperse el corazón
y
el alma tengo en un vilo,
y
yo me encuentro en un hilo
de
perder el equilibrio
al
son de guitarra y violón.
Y
si alguien me quiere entender
mucho
tiene que aprender,
y
mucho debe meditar
el
que me quisiera enmendar
contra
mi propia voluntad.
le doy fin a esta copla
porque
me he extendido mucho
y
yo no soy ningún chucho
al
que haya que marear
tirando
la piedra al mar
para
enrabietarlo mucho.
Ricardo Lalinde López/ 16 de junio de 2015
Ricardo Lalinde López/ 16 de junio de 2015
que sublime poesía , que Dios lo bendiga cada día mas.
ResponderEliminarque sublime poesía , que Dios lo bendiga cada día mas.
ResponderEliminarMuy agradecido por su estimada, ya que su lectura me ayuda a seguir versificando.
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