miércoles, 17 de junio de 2015


CANTO A MARTÍN FIERRO

Aunque me aventuro a cantar

como el “gaucho” Martín Fierro

sin estar en el destierro

y como ave solitaria

entonaré una plegaria

que me aclare este misterio.

Pido a la Virgen del Prado

y a todos santos del cielo

me ayuden en este celo

para escribir la memoria,

donde explique la historia

con total entendimiento.

Que no se trabe mi lengua

ni me falle la palabra,

y mientras la gloria me abra

las puertas del ancho Olimpo

al cabo de poco tiempo

yo me sienta un hombre rico.

Rico en cantos y versado,

bien puesto y documentado,

sin ser un hombre letrado

quiero ser afortunado

en coplas que han brotado

del secreto del pasado.

Cantando vine a este mundo,

cantando pienso morirme,

y antes de este universo irme

quiero este cantar dejar,

pues cantando he de llegar

a la grandeza celestial.

Con la guitarra tocando

nadie hay que me reprima,

hago relinchar la prima,

saco pecho y soy valiente

aunque mi altivez reviente

y mi talante suprima.

Soy Riojano, entiéndanlo,

como mi lengua lo cuenta,

yo nací en una cuneta

pudiendo haber nacido

en un lugar más querido...,

pero así lo quiso mi Dios.


Mi vida es vivir tan libre

como el pájaro en su vuelo,

vuela contemplando el cielo

donde nada hay que sufrir

y nadie allí me ha de seguir

en cuanto remonte el vuelo.


Tuve una vez hace tiempo

hacienda, trabajo y mujer,

pero comencé a padecer

las desdichas de los hombres,

son ciertas sin decir nombres,

complacencias de la mujer.

Y..., así, amigo, para sufrir

hemos nacido los hombres...

En algunas ocasiones

parecemos ser muy fuertes,

hasta que llegue la muerte

cogiéndonos por los cojones.

Gracias mi Virgen del Prado,

Gracias Cristo del Perdón,

pues entre tanta compasión

habiendo llorado tanto,

no perdí mi amor al canto

ni palabra como cantor.

Canta el señorito y es poeta,

canta el aldeano y... ¡hay Dios!

lo ven como desvaríos,

su ignorancia los asombra;

nunca hizo falta sombra

para diferenciar la luz.

Y..., atención, pido silencio,

y silencio pido, atención,

que con esta aclaración

si no falla mi memoria

les diré que a la historia

le falta la guinda y la flor.


Vengo como adormecido 

cuando llego del trabajo,

así explico más abajo;

que entre gente tan bizarra

si alguien toca la guitarra

me despabilo muy pronto.

Siento reventar mi pecho

y trastornarse mi razón,

siento romperse el corazón

y el alma tengo en un vilo,

y yo me encuentro en un hilo

de perder el equilibrio

al son de guitarra y violón.

Y si alguien me quiere entender

mucho tiene que aprender,

y mucho debe meditar

el que me quisiera enmendar

contra mi propia voluntad.
 

le doy fin a esta copla

porque me he extendido mucho

y yo no soy ningún chucho

al que haya que marear

tirando la piedra al mar

para enrabietarlo mucho. 

Ricardo Lalinde López/ 16 de junio de 2015 

3 comentarios:

  1. que sublime poesía , que Dios lo bendiga cada día mas.

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  2. que sublime poesía , que Dios lo bendiga cada día mas.

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    1. Muy agradecido por su estimada, ya que su lectura me ayuda a seguir versificando.

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