sábado, 11 de junio de 2016

A TUS OJOS

Ojos que ya no me veis,
por exceso de decoro,
¿ojos del color del oro,
con ánimo me contempléis?
Quisiera ser consolado
por esos ojos que adoro;
¡estoy penoso y deploro
y pongo la otra mejilla!
¡Dolor para el que mancilla,
a los ojos que yo imploro!

Ojos en que me mirara
como a estrella que admirar,
salvajes ojos..., como el mar,
como el piélago en la vera,
ojos de ascua hechicera
que no sabéis que es llorar,
¡dignificar mi torturar!
¡No me martiricéis a sí!
¡Albergar indulgencia en mí!
¡Ojos más salvajes que el mar!

Ojos que amor siempre anhelo
porque es feliz cuanto abarca,
ojos verdes esperanza,
cercanos a mi y al cielo:
ojos que detrás del velo
mandan paz y bienandanza,
mi alma por vos rompe lanza
en alas de la insensatez,
miradme por última vez,
ojos llenos de esperanza.

Termine ya vuestro extravío,
ojos que sois mis congojas;
ojos como rosas rojas
sumergidas en el rocío.
Frescor primoroso del río
que escurridizo me enojas.
Luz que envía el sol entre hojas
con cuyos rayos sonrojas
derrama en mi tus congojas
ojos que me resquebrajas.

Logroño, 11 de junio de 2016

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