jueves, 11 de agosto de 2016

A MELPÓMERE (diosa de la tragedia)

¡Triste de mí! ¡Te amo Melpómere mía!
No amarte sería muy cruel, si a sí fuera,
el mal que yo tengo no lo quisiera,
y las penas que tengo, no las tendría.

Quisiera de tu furia me apartaras,
y de ese amor tirano me alejaras,
si con dulzuras al fin me quisieras
cierto
que de traiciones reposaras.

Y si no puede ser que yo te olvide,
¿para qué me arrebatas el sosiego
si todo mi esplendor en ti reside?

No encuentro caridad allá en mi ruego
con quien traidoramente me despide
aunque a ceniza me convierta el fuego.

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