martes, 20 de febrero de 2018

SE MUERE MI PUEBLO (elegía)

Se muere mi pueblo, fallece de viejo,
lo parió esta tierra, dándole raíces
para que creciera entre el verde tejo,

para que crecieran y se hicieran fuertes
el valle llenaron de frutos silvestres,
dándoles sus tierras y también sus fuentes

y un día crecieran sanos y valientes,
como crece el hombre en tierras agrestes
luego abandonadas por sus propias gentes.

Mi pueblo se muere, no tiene remedio,
su gente se marcha, Dios sabe a que cielo,
y en la encrucijada que existe en el medio

quedarán jardines con flores y eneldos,
y miles de chopos como abanderados
quedarán también nogales y almendros.

Eran de Inestrillas nuestros hijos muertos
y serán los mismos nietos y bisnietos
los que a cierto tiempo resurjan despiertos.

Será amanecer de luz y esperanza
cuando cada árbol recobre su calma
y nuevas raíces hundan en su panza.

Y en lo más profundo de las cordilleras
los valles se llenen de verdes intensos,
con flores silvestres entre enredaderas

que adornen los prados en la primavera,
luego en el otoño a la hojarasca seca
llevarán los cierzos por la sementera.

Esta tierra nuestra pide que gritemos,
que aún está viva, que ella está durmiendo,
y quiere levantarse a ser lo que fuimos…

Estar en su pueblo pardo y verdinegro,
pasear sus calles y su campo anejo
y en la confluencia del Camino Viejo
hacer un descanso y subir a Monegro.


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