viernes, 23 de marzo de 2018

UN TROCILLO DE PAPEL

Exhibiendo su blancura más pura,
como una tentación a ser escrita,
un trocillo de papel me invita
a medir en un soneto su hechura.

¡Qué nombre le pongo a la escritura?
¿Qué tema a componer me incita?
Al afrontar el lance necesita
mi pluma, y marchar de esta apretura.

Pido favor a las Diosas, me concentro,
intento componer, pero no encuentro
la forma de derrotarla en mi porfía.

Nada se manifiesta en mi mollera
y mi sequedad mental, me exaspera.
Lo arrinconaré, pues, para otro día. 




CAMINOS DUROS

Me voy por estas cañadas
-
tierra que acalló el silencio-
duros campos y secanos
caminos crueles, lejanos.
Rincones de “Aguas Salobres”
barrancos
de “Tras del Prado”...
En el alma de estos nombres
dejé mi corazón atado.
Para poder recordarlos
planté higueras y manzanos,
y al cabo de mucho tiempo
mil recuerdos retoñaron…



HUELLAS EN EL POLVO

Somos tan solo en la vida
sombras que se balancean,
un sin fin de vanidades
con muy ruidosa presencia.

Somos un saco de huesos
cargados de necedades,
vestidos con apariencia
de personas ejemplares.

Pasamos sin darnos cuenta
que solo de paso estamos,
y en un momento cualquiera
en el otro mundo estamos.

Y tantos caminos andados,
y tantos momentos vividos,
serán recuerdos lejanos
más allá de nuestro olvido.




¿QUÉ ES POESÍA?

Poesía es un sentimiento
que nace del intelecto
procedente del intento
de ordenar el pensamiento.

Este arranque poderoso
de la inspiración del alma,
se nos muestra vigoroso
con suave armonía y calma.

Y cuando se escribe un soneto,
un terceto o un cuarteto,
aparece un nuevo canto
alcanzando el gran momento.

¡Eso es poesía!





EN LA TABERNA

...Y el amigo me contó su historia:
Negra historia de espantosos males,
hoy aún viven castigando mi memoria,
como golpea la vida en las edades.

Me contó no se qué de unas miradas,
de abrazos locos y de mudos besos,
y de todas las vivas llamaradas
del amor..., y de todos sus excesos.

Y el desventurado amigo no sabía
que cuando de amor estaba hablando,
del abismo la puerta me entreabría;
y el alma me estaba despedazando.

¿No conoces tú el amor? -me dijo al cabo-,
¡Es tan hermoso, tan dulce y ardiente...!
Y yo, que he sido del amor esclavo...,
no le respondí al grito apasionante,

más, como no oyó la voz afirmando,
mi amigo, valeroso e imperante
se humedeció los labios pensando
y..., exclamó: ¡No quisiera fastidiarte!

Y..., yo, por arreglar ese desbarro
le respondí: ¿No ves que me molestas
con el humo que arroja tu cigarro?




No hay comentarios:

Publicar un comentario