XVI
(Alborada)
¡Oh valle del
Alhama! ¡Oh pacíficos boscajes
en cuyas descansadas sombras medité mis amores!
¡Oh jovencísimos frutales, cargados de flor y soles
donde mis jóvenes años, llenáronme de ilusiones!
Recibidme
con estridencias divertidas
en este día lleno de color, paz y toda su armonía;
recibidme sonrientes, con ilusión, llenos de
alegría, i
la que el destino me negó y llenó de injusticias.
Enmudeced,
montañas; no susurréis, valle amante;
¡oh sol!, no digas nada aunque sea conveniente,
que detrás de aquellas ruinas yace toda mi gente,
que vivieron tal vez esperando que llegara la
muerte.
En el largo sueño, ligeras se esfumaron las dulces
visiones, y desde la cima de los más altos montes
os contemplaba como si fuerais bellos durmientes,
y en lo más profundo del valle sonreíais radiantes.
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