domingo, 9 de junio de 2013

               A MI MADRE

Inestrillas…, aldea llena de paz y de sol;
canta tu corazón mientras me alejo
poco a poco por tus caminos,
por tus cerros y por tus valles;
cantan los poetas, los cercanos
y los más distantes.

Inestrillas, nido de madres que esperan
el retorno del más noble sol que florezca
en sus pupilas…
Hoy quiero hablar con mi madre…,
mi madre querida, la que tanto me dio,
la que inmensamente me quiso y protegió.

Querida madre…, camine a mi lado,
quiero que me cuente cosas del pasado…,
las tuyas, las mías, las que has olvidado.
Aquellas cosas bellas y humanas de antaño
cuando con mi padre ibas de la mano.
Aquellos bellos días de risas y halagos,
los días felices que viví a tu lado.

Observo tu pelo gris plateado
y en él se reflejan los años pasados,
tus muchas arrugas testigos del tiempo…,
cada una conoce su amor y su dueño.
Mi querida madre, ¿Cuál será la mía?
Sírveme otro abrazo, con esas manitas
y con esos brazos,
con las que un día tú me acariciabas,
las que me mecían, las que me arropaban,
las que me lavaban, las que me peinaban
las que mi ropita cosía y limpiaban…,
hoy están cansadas, y tímidamente
recorren mi cuerpo temblorosamente,
tus ojos cansados han perdido el brillo,
esos ojos puros, esos ojos limpios…,
plenos de esperanzas, colmados de llantos.
Ellos descubrieron mi alma angustiada,
mis luchas secretas, mis penas, mis ansias,
mis silencios rotos…

Tú siempre entendiste la lengua del alma,
la que hoy utilizo para hablar contigo,
la que siempre ayuda a contar congojas
que salen de dentro, que están en las sombras,
que vienen del cielo, que saben a gloria.
Te veo encorvada, te veo pequeña,
tus pasos son cortos, te veo agotada…
Pero eso no importa…, importa tu obra,
la que queda hecha, cumpliste del todo
¡eso es lo que importa!
No apresure el paso, ya no es necesario,
ya todo está hecho, la mesa está puesta,
la ventana abierta y el sol manda un rayo
de amor y pureza, y le traigo flores de esa
nuestra huerta, de las que le gustan, rosas
y violetas…, y, tú, que entendiste de plantas
y huertas, córtale unos tallos para tus macetas.
Vamos a la mesa, que todos te esperan,
hoy serás la reina del día y la dueña,
aquí estamos todos, alcemos la copa,
vamos, madrecita, que la vida es corta.
Siéntate a mi lado…, cuéntame tus cosas;
sigamos hablando cosas del pasado…,
son cosas bonitas…, son cosas hermosas…

A esa gran mujer que fue mi madre, la que
fue mi faro, guía y ángel de la guarda.

               






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