HISTORIA DE UN PECADO
(Reflexiones
de un labrador)
¡No tires el pan que es pecado!
Mi madre me solía decir…, no tires el pan que es pecado, cómete el pan,
no lo tires, no juegues con él, y es que en aquellos tiempos tener pan ya era
mucho tener.
Al cumplir los catorce años dejé la escuela; comencé a ser yuntero,
segador y todo lo que se refiere al campo, iba con mi padre a hacer todos los
menesteres de la labranza, con calor y bochorno, con heladas y frío, con lluvia
y nieve; hasta entonces no me di cuenta lo que costaba traer el pan a casa.
Había que preparar la tierra, sembrar el trigo, escardar, segar,
acarrear, trillar, aventar, llevar el trigo a casa y seguidamente al molino,
cerner la harina, hacer la masa, elaborar los panes y llevarlo al horno; todo
este trabajo para comer un trozo de pan. Entonces entendí porqué tirar el pan
era pecado.
Si contamos esta historia a nuestros hijos no nos creerían, pues
todavía creen que el pan se hace igual que se hace un bizcocho en casa, sin
pensar que el bizcocho también lleva harina y que la harina conlleva un montón
de trabajo.
Hoy el trabajo del campo es más llevadero debido a la maquinaria que se
utiliza para todos los menesteres, pero también hay que hacerlo.
Por eso no tires el pan, ¡tirar el pan es pecado!
Ricardo de Lalinde y
López
Inestrillas, 12 de septiembre de
2013
Hay gentes que no compran pan porque engorda.
ResponderEliminarLas hay que no tienen con qué comprar.
Algunos se conforman con migajas.
Les convendría leer tu escrito para valorar lo que cuesta hacerlo.