jueves, 26 de septiembre de 2013

EL DELANTAL DE LA ABUELA



EL DELANTAL DE LA ABUELA



¿Recordáis el delantal de vuestra abuela?

y la faldriquera…, esta iba debajo del delantal atada a la cintura, era un bolsillo grande y bien apretado, de él salían orejones, chocolate, higos secos, manzanas…, y desde las alubias a los hilos de coser, era todo un bolsillo de sorpresas, los nietos siempre estábamos cerca de él.


El delantal iba encima tapando esta bolsa de sorpresas que al mismo tiempo y a parte de servir para no manchar el faldón y tapar la faldriquera tenia mil usos más.


Por ejemplo: El delantal servía para coger la sartén por el mango y no quemarse, para coger el pan de la panera del horno que, a parte de no quemarse al mismo tiempo limpiaba la ceniza del pan, para envolverse las manos cuando hacía frío, para llevar las patatas, nueces, cebollas, etc. servía para secarse las manos, y más de una vez por el revés quitar los mocos y limpiar la cara a los pequeños.


El delantal era la prenda que más se utilizaba y que más servicios hacía a la abuela; no me imagino una abuela sin delantal, este era la herramienta principal, en él se llevaba el trigo par echar de comer a las gallinas, en él también se llevaban los pollitos, los huevos del corral, chorizos o cualquier cosa, después se sacudía y listo.


Cuando salíamos de la escuela la primera visita era a la abuela, ella…, con ilusión y cariño, sacaba de su faldriquera lo que buenamente tenía, una onza de chocolate o un trozo de pan, que en aquellos tiempos ya era tener.

¡Bendito delantal!


        Logroño, 26 de septiembre de 2013

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