miércoles, 26 de noviembre de 2014


ENTRE MONEGRO Y LAS ESTRELLAS

Mi padre además de dedicarse al campo, también era apicultor; en la primavera, cuando tenía que visitar las colmenas, madrugábamos mucho para estar ante ellas antes de amanecer, de esta manera las cogíamos dormidas y podíamos encerrarlas para trasladarlas de lugar. Monegro, es una montaña trascendental para la gente de aquellos pueblos, allí en esa montaña se dan las flores mas hermosas y melosas de aquellas latitudes, la mejor leña, la mejor caza y los mejores hongos, sin contar la extraordinaria vida natural que se puede hacer allí.

Desde lo alto de Monegro puedes ver infinidad de montañas, valles y llanos a tus pies, es la atalaya mas amable de aquellas tierras, por eso se le tiene tanto afecto y simpatía.

Cuando me encontraba en compañía de mi padre en la montaña y al ser aún de noche, me gustaba tumbarme boca-arriba para contemplar las estrellas, que hermosura de firmamento, intentaba descubrir lo que había en esas alturas y cuando amanecía veía el nacimiento del día y la salida del sol, ¡todo un espectáculo! Siempre me he preguntado por qué el Creador hizo cosas tan hermosas y los hombres nos dedicamos a combatirlas he intentamos destruirlas. ¿Cómo podemos ser tan dañinos? El firmamento es algo que al humano siempre nos ha llenado de fascinación, observar las estrellas en una noche serena y a esa altitud, es algo maravilloso.

Cuando has terminado la jornada y bajas de la montaña al valle, te quedas mirándola y piensas..., qué hermosa eres y qué pequeño soy aquí abajo, ¡pronto volveré!

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