jueves, 5 de marzo de 2015


A ANA MARÍA

¡Triste de mí! ¡Cómo te amo Ana María!
No amarte sería muy cruel, si a sí fuera,
el mal que yo tengo no lo quisiera,
y las penas que tengo, no las tendría.
 
Quisiera de tu furia me apartaras,
y de ese amor tirano me alejaras,
si con dulzuras al fin me quisieras
cierto que de traiciones reposaras.

Y si no puede ser que yo te olvide,
¿para qué me arrebatas el sosiego
si todo mi esplendor en ti reside?

No encuentro caridad allá en mi ruego
con quien traidoramente me despide
aunque a ceniza me convierta el fuego.


Logroño,1 de marzo de 2015

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