martes, 4 de agosto de 2015


MI SOLEDAD

No hay igual a esta calma

al encontrarme tan solo

en la mitad del camino

el firmamento estrellado

y por el viento ceñido;

en medio del trigal siento

ser un hombre afortunado.

¡Que a la vez soy, flor y trigo!   


Ya no tengo nada en mi alma.

Ni pena que sobrellevar,

ni recuerdos alejados

que me hicieran alegrar...

Sólo mantengo esta dicha

de ser puro en la soledad

de estar muy sólo en la tarde

¡sólo con la tarde no más!


Se hace largo el silencio

y va llegando la noche,

porque el sol ya se esconde

con sus cabellos bermejos

lejos, entre aquel carrascal;

¡yo quisiera encontrar siempre

esta fortuna indecible

de estar, sólo y apacible,

sería, un milagro de paz!



Logroño, 3 de agosto de 2015

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