viernes, 13 de abril de 2018

ÉGLOGA

EN EL VALLE DEL ALHAMA

Me enfurece la codicia
por derrotas ignoradas,
los bramadores cierzos,
las crecidas del Alhama;
las encintadas orillas
vestidas de campanillas,
el nogal desmesurado
de este valle afortunado,
tranquilo he disfrutado
los encantadores campos
el Alhama florecido
de fragancias coronado.

Tú verde apacible calma
del Alhama entusiasmado,
más alegre que los prados
en primavera y verano;
de la plácida Inestrillas
que resonara en los labios,
que revive entre mantillas
con mis inocentes cantos.

Estos valles solitarios
son verdaderos quebrantos,
y cuando mi larga sombra
peregrine con sus llantos,
será que estoy en mi barco
o tal vez abandonado,
o en los silenciosos astros,
o en los apacibles lagos.

Y en las tumbas quejumbrosas
de los pueblos más cercanos,
se evocarán muchas cosas
con desgarradores llantos
y frente a la triste tumba
en funerales cantos
dirá sollozando mi amor
aquí descansa Ricardo.

¡Mil veces fue venturoso!
¡otras tantas desdichado!
¡Mucho lo quisieron unos,
otros lo vilipendiaron!
La perfidia fue constante
ceñida con otros abrazos.


Inestrillas, 12 de abril de 2018

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