domingo, 10 de marzo de 2019

EL CONTORNO DE INESTRILLAS

Robusto y alto asentamiento que no brilla
por su galanura ni su esplendor del arte.
Fue defensa, castillo frontera y capilla.
Y fue lar del Señor de la gran Fenetrillas
farallón elevado hacia la otra parte
del Saliente, en el cual hay un robusto baluarte,
que permanece para evocar la memoria
de envejecidos tiempos de alboroto y gloria.

Junto a inclinada pendiente de granito,
ruinas y residuos de otros tiempos muerde
los despojos de murallas en un circuito,
es anacronismo posterior que se pierde;
y bajo el gran roquedo bruno a su amparo
los resignados buitres leonados, un bravo
valle verde, borda hoy el tapiz de este clavo.

Mirando al Norte, extensas montañas hacen vía,
que a un lado y al otro del río riega y cría
la contemplación de esta vega que propaga
sotos de zarcilla y campos de verdolaga;
y en el más extremo para cerrar el fondo
tiene un campo agrisado, empinado y lirondo.

Al Sur, gran Sierra Alcarama como gran predio,
y un parque abarrancado y ruin en cuyo medio
un variable y seco barranco espera en vano
con un empecinamiento y tesón ufano;
saludar la imagen de Monegro en bicolor,
monte mayor que siempre nos dio leña y calor.


Allí está mi refugio y su contorno. Cruda
travesía que me trasladó a la mazmorra
fría, celda en la que me consume la modorra
y en la que quizás, por imitarme, suda
compasivo el ermitaño que imparte ayuda;
en este Valle Alhama de tierra cruda.

Y allí cuando la ocasión me de permiso
iré al valle para visitar mi paraíso,
y mis frescas arboledas en los corredores
que rodean la hacienda de mis anteriores,
salir un rato para ver sonreír las flores
y mostrarme en la esperanza de mis dolores.

Necesito un trocito de cielo celeste.
Y ver que de dicha mi espíritu se viste;
y me preguntaré si un día la buena suerte
hará panal de miel como la paz del fuerte
y otro de fulgor para cautivar al triste.


Inestrillas, hoy 6 de marzo de 2019

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