sábado, 18 de abril de 2020

El árbol

El árbol arraigado en buena tierra
se hace hermoso y hasta la raíz florido,
busca de la vida el arroyo más fluido
como el poeta busca el canto al que se aferra.
Y si os place amar a vuestro bardo
que vive con la musa más hermosa,
no busquéis en la ocasional fosa,
buscad en el cauce oculto más profundo.
Olvidad lo que soy y lo que he sido...,
galán, soñador o bribón fingido...,
respetad con firmeza mi honorable apellido
y no condenéis en vano lo que nunca he sido.
Cuando veáis esta mi consumida boca,
y la barba cana por las épocas pasadas,
pensad que las mejillas fueron muy rosadas,
y los dientes blancos, en mi alocada época.



El árbol preso

Era un árbol preso entre la espesura
del soto más recóndito y silencioso,
contaba relatos de placer y de amargura
ahogado en el bosque misterioso.
Era un árbol esbelto pintado de plata
bajo la luz refulgente que la luna brilla,
vibraba cual canto triste de una serenata
sofocado en el bosque como una gacelilla.
Era un árbol gris con los brazos abiertos
esperando el beso que mandara el viento,
era el aura suave contando relatos
de viajes extraños y cantos de aliento.
Mi corazón cantará los alegres salmos
en la noche clara de la luna bella,
y el árbol cautivo de los grandes brazos
lucirá en el bosque de la gran sombrilla.


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