domingo, 22 de abril de 2012

           (El árbol preso)

 Era un árbol preso en la espesura
del soto más oculto y silencioso,
lloraba cantares de placer y de amargura
ahogado por el bosque misterioso.
 Era un árbol esbelto pintado de plata
bajo la luz refulgente que la luna brilla,
vibraba cual canto triste de una serenata
sofocado en el bosque como una gacelilla.
 Era un árbol gris de brazos abiertos
esperando el beso que mandara el viento,
era el aura suave contando relatos
de viajes extraños y cantos de aliento.
 Mi corazón cantará los alegres salmos
en la noche clara de la luna bella,
y el árbol cautivo de los grandes brazos
brillará en el bosque de la gran sombrilla. 

(De mi libro, Cantos al Amanecer)

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