domingo, 29 de abril de 2012

LA MADRE

El nombre solo de madre nos representa aquella mujer en cuyo seno bebimos el dulcísimo néctar de la vida, en cuyo regazo dejamos reposar nuestra cabeza; aquella mujer que nos acariciaba, que oprimía entre las suyas nuestras manos, que besaba nuestra frente, que enjugaba nuestro llanto, que nos mecía  en sus brazos susurrando una balada de amor.
¡Dichosos mil veces los que todavía podéis contemplarla con los ojos de la realidad!
Nosotros, los que hemos perdido a nuestra madre, también podemos verla con el corazón y con 
el sentimiento.
Podemos verla en el ensueño dorado de nuestra felicidad. Si el astro de la noche envía sobre la tierra su pálido resplandor, figurándonos que el resplandor pálido del astro de la noche es la mirada tranquila y cariñosa que nuestra madre nos dirige desde el cielo.Si en una noche apacible del estío acaricia nuestra frente una brisa consoladora, que no es la brisa de los campos ni el hálito embalsamado de las flores, extremeceos de placer; es el beso de pureza y de ternura que nos envía desde el cielo nuestra madre. 

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