domingo, 3 de febrero de 2013


      UN RINCÓN DEL ALHAMA

 A este rincón del Alhama
rincón de melancolía,
Castilla nos donó su alma
La Rioja nos forjó bravía.

¡Inestrillas, el Alhama su río!
su padre el Ebro, el mar su abuelo,
la huerta y el páramo sombrío
Monegro y su encinar umbrío.

Labradores, gañanes y pastores
errantes, -aladros y cabríos-,
labradores con  postura de patrones
pastores conduciendo sus rebaños.

Inestrillas de amarillos peñascales,
pelados y asolados eriales,
barbechos avenas y trigales,
sotos, matorrales y zarzales.

La Rioja verde, ocre y cenicienta,
altos montes y valles soñolientos,
Inestrillas delgada y medio muerta,
                  de huertas llecas y molinos sin vientos.

Inestrilleros hidalgos de perfil enjuto,
yunteros toscos y bruscos,
trajineros, arrieros de talante astuto
de cara agobiada y brazos robustos. 


Labradores, segadores, viñadores
y yeseros; aguadores, plantadores
de pinos, tejedores y agramadores;
sogueros, albarderos y pensadores.

Pequeña aldea silenciosa y diminuta
que hace volar las campanas en disputa,
de la Virgen del Prado  impoluta,
española, riojana y católica gota a gota.

¡Oh valle del Alhama de claveles y rosales,
donde el aldeano embelesado piensa
que regresan las nubes perdurables
desde la misma cresta de la sierra inmensa.

Este pueblo que ayuna y se divierte,
reza y ventosea continuamente,
que juega al mus, de espaldas a la muerte,
cree en la libertad apasionadamente,

y en la convicción que nace
cuando se busca algo que se desconoce,
el Dios que llevas te recoge y te rehace.


           Inestrillas, 15 de agosto de 2012

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