martes, 26 de noviembre de 2013


¡SI ME LLAMARA!

Tú que vives de tus episodios,

que con tus manos palpas

el mundo arrancándole alboradas,

triunfos, colores, alegrías...,

esa es tu balada.

Es la vida que tú tocas.

Es la luz que de ti mana.

Caminas por lo que sientes

y por lo que adviertes.

Si una señal te hace dudar

lo dejas todo, te arrojas sobre ella

y la sujetas, la escudriñas, la rasgas

con uñas y dientes, la destrozas:

y ya no es indecisión,

es determinación.

Los enigmas los has cambiado

y vuelto al revés; tus misterios,

esos que nunca entendías,

son tan claros...,

la cama donde tú duermes,

el lugar por donde pasas,

y tu esbelta figura ante el espejo

donde te miras cada día,

esa eres tú. Los enigmas

ya están descifrados.

Sólo te equivocaste una vez,

te encaprichaste de una sombra

-la única que te ha cautivado-

y la pretendiste abrazar.

Esa sombra era yo.

Y pensé si me abrazarías,

si así fuera..., todo lo dejaría,

lo destruiría todo:

los cuadernos, los libros, mis poemas

los días y las noches

y mis amores.

Por ti que no eres mi amor.

¡Si al menos me llamaras!

y aún espero que me llames,

aún espero tu voz:

desde las estrellas,

a través del espejo,

escuchando bajo la luna,

mirando al sol.

¡Si me llamara!

Sí, me llamará de incógnito,

será como un milagro.

Me llamará para decirme:

No te vayas, quédate”.

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