martes, 25 de febrero de 2014


CON EL TIEMPO LLEGA LA EDAD...


Ya me voy haciendo viejo

y mucho me cuelga el pellejo,

la barba me nace cana...,

y torpe voy por la mañana.


Y no son las canas las que me envejecen,

son las piernas que no me obedecen;

el olvido de las cosas me entristece

y sentirme cosa inútil me estremece.


He aprendido a saber qué no hacer,

a no reír, a no llorar ni a saber...,

mis sueños ya se desvanecieron

y me prohibí saber si los hubieron.

Remando voy con fe y sin desalientos

absorbido en mis propios pensamientos,

nado en un mar de desconciertos

por entregarme a los míos con afectos;


esa fuerza invisible y lenta del destino

nos va enseñando el duro camino,

triste retiro para mí será

donde mi cuerpo a descansar irá.

Perdonad si distraídamente

la pluma corrió rápidamente,

fue un desahogo que precisamente

raras veces gocé debidamente.

Y..., aunque de mí te veas lejos,

aquí dejo escritos estos consejos,

y mientras tu sigas siendo hombre

seguro que te acordarás de mi nombre.


Ricardo Lalinde me llaman,

mi cuna Inestrillas, donde me aman,

ruiseñor del valle y cisne del Alhama,

ahora águila de estas montañas.

D. Felipe Abad..., así me proclama.

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