sábado, 31 de mayo de 2014


ANGELUS DOMINI
  


Sobre la tranquila montaña flota
ahora imparable la mágica bruma,
y en lo alto del cerro ve que se esfuma
l
a leal silueta que del alcor brota.      


D
el cielo en la hermosa y fugaz lejanía
desfallece la luz. Tiembla la loma,
las ondas del sol se colman de aroma
cubren la casa donde vive María.


Suenan los cánticos de los romeros
la tarde se lleva el sol postrimero.
Y se apagan l
os últimos reflejos.


La
Madre del Prado se queda sola
y
a media voz, la golondrina calla

su parlanchín trinar, bajo el alero.

¡Ave María!



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