jueves, 1 de mayo de 2014



CANTO ALEGREMENTE

Canto alegremente al camino de la vida,
entre el soplo
aterido y el calor del verano,
viendo cómo nace la flor en el castaño
o cómo bambolea una rosa desprendida.

Marcho con pie veloz y la cara sonriente
a veces voy solo, a veces con otro hermano,
dirijo mis sueños cogido de la mano
y un juego de rimas en torno de mi gente.

Llevo llama oculta que siempre va conmigo,
Llama de amor que no se apaga ni consume;
si hay flores a mi paso, aspiro su perfume;
si es una dulce boca, de ella bebo y sigo.


Soy como un turista que pasea la floresta
sin que me importe el rumbo ni la distancia,
en el campo se entonan canciones de audacia
melodías alegres y baladas de fiesta.

 

 
Se muy bien qué impetuoso vendaval salvaje
desbarata la arboleda; mas poseo un tilo   

oculto y silencioso en que esperar tranquilo
a que vuelva la calma al hermoso paisaje.
   


Ahí voy callado y solo a madurar mi vida,

como la sangre anda como el jilguero vuela;
como la fantasía pasa cual huida estrella
que va rasgando el firmamento en su caída.

Tengo entristecimiento cuando mi alma llora
un sublime goce de mi dolor se adueña;
indulgente trovero en las noches de luna
llena, libertino y adorador de la aurora.   


Canto alegremente... De eróticas promesas
no al momento esquivo a fuerza de ser un sabio,
que en más de una boca bebió el sediento labio
el néctar de las moras y el jugo de las fresas. . .


Yo canto alegremente; y al son de mi partida
en mi último ocaso o a mi postrer madrugada,
apretaré en abrazo el pecho de mi amada
y tornaré mis ojos al son de esta vida.

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