NANICA EL LOCO

El pobre Nanica el loco
es un hombre un poco lelo, 
se le cae la baba al suelo 
cuando le dan coba un poco;
no hace daño tampoco
a nadie ese desgraciado,
pero como está alocado,
donde la idiotez le coge,
en cualquier sitio se encoge
y allí duerme acurrucado.

Esta humilde criatura
cuando no se da mamado,
se ocupa de algún recado
y los hace con premura;
en el mercado de Pura
se gana buenas perrillas, 
carga sacos y gavillas,
cajones y jardineras,
a unas mujeres cesteras
que viven por las casillas.

A ese desafortunado
sin razón y sin conseja,
le cortaron una oreja
sin duda algún endiablado,
que viéndole allí tumbado 
durmiendo con la tajada
la oreja le fue segada
por ese brutal humano,
que no tiene de cristiano
ni un hablar ni una mirada.

El depravado irracional
con el rapaz se ha ensañado,
dicen ser bruto y templado
y le hizo marca y señal
con los ganchos de un espinal; 
y aunque no es de seso sano,
ni tampoco buen cristiano; 
es hijo de Dios lo mesmo,
pues también por el bautismo
vino a la iglesia el hermano.

El que atropelló por cierto
a este pobre desgraciado, 
cuando vaya al otro lado
puede confesarse presto,
el tribunal está abierto
y allí la ley es pareja:
y como el lugar no deja
sin penas al delincuente,
que lo tengan bien presente
los segadores de orejas.

Este cantar se publica
para que todos lo sepan,
aquí canta hasta el gañán
y el chico como la chica.
Pues que al pobre Nanica
que no tiene faltas viejas
lo dejaron sin orejas,
y al pueblo si viene gente 
y nadie aquí está presente 
le arrancan hasta los dientes.

Y esta es la vida señores
del desgraciado Nanica,
no faltaron defensores
ni tampoco algún quejica.