martes, 29 de enero de 2019

        A UN OLMO

¡Bien olmo de canto gris, que sublimas
en tus alturas arrogantes rimas
honradas musas, y a cantar animas!

En las hojas fecundas y derechas
de tu emplumada y elegante flecha,
el ruiseñor altivo plañe una endecha.

Yo abro las alas verdes, y al crudo
viento del áspero airón las sacudo,
y con hermosa canción te saludo.

Fuertes piernas, presionan como clavos
el secreto de tus linajes bravos,
hechos por brazos de gigantes cabos.

Y si la rama del odio me ciñe
ánimo y guitarra, la solfa riñe
la trova es gancho que la sangre tiñe.

¡Como peregrino en tus selvas nuevas!
Gracia y hechizo a las miradas pruebas
guirnaldas que hasta las nubes llevas.

A magnífica lumbre te abandonas
con refulgente lágrimas temblonas
diamantan y embellecen tus coronas.

Me abraso en musa de amor, y con rocío
como el que abraza las que Dios nos envió
deseos de que me sane el arcángel mío.

¡En tu piel mi nombre grabé y se mezcla
tal vez lo guardarás de que perezca
a si podrá durar hasta que crezca!


Dedicado a los grandes olmos que
hubo una vez en las olmeras de Inestrillas.

Inestrillas, 30 de enero de 2019






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