NO
ME LLAMES POETA
No
me llames poeta, llámame bardo
para
cantar mi voz no es muy potente;
si
acaso con miel del florido nardo
con
su dulce néctar tal vez acierte.
Puede
que me deslice por el lintel
a
lugares mágicos tras mi puerta,
o
que vuele por los cielos de papel
y
llenar de trinos la tierra desierta.
Mi
canto no es para tanta belleza
ni
mis principios tiene tanto ingenio,
es
el prodigio fiel de la firmeza,
como
madura la enana cereza
con
los rayos del sol, madura en junio
la
fruta y la flor con toda certeza.
Logroño,
mayo de 2019
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