sábado, 29 de junio de 2019

IDILIO

Al borde del río tendido
un labrador a sus solas,
interpretaba a las olas
burlándose de Cupido:
no ambiciones padre traidor
que ante ti doble rodilla,
mi fortuna es mi mulilla
mi felicidad el amor.

Cuando algún incauto otra vez
quiere entrar en mi red, digo:
tú gustas estar conmigo
en el Alhama alguna vez:
Pero no esperes ser traidor
ni vasallo en esta orilla;
mi tesoro es mi mulilla,
mi felicidad el amor.

Vi de una mujer ingrata
al amante, ¡pobre pillo!
Y no vi ningún mulillo
que la tierra me combata:
¿y me dedicarás, traidor
una ley de pacotilla?
Mi tesoro es mi mulilla,
mi felicidad el amor.

La hermosa María en tanto
por el vericueto venía,
y escuchó como repetía
el labrador en su canto:
¡jamás gobernarás traidor
en mi libertad sencilla!
Mi tesoro es mi mulilla,
mi felicidad el amor.

Entonces María le mira,
y con su alma le penetra:
él le repite su letra,
y en vez de trovar espira.
Adiós rústico agricultor,
ya no queda en esta orilla
mas que vasallos del amor.


Dulce poseedora de mi corazón,
yo nunca te entrego mi dulce pasión,
mis ansias, y el frío silencio devora,
dirán al morirme, mi alma te adora…


Logroño, 30 de junio de 2019



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