miércoles, 23 de septiembre de 2020

 




EPÍSTOLA A NUESTRA MADRE DEL PRADO


En este lugar sagrado que al humilde le da amparo,

la verdad y la justicia nos acercan a tu lado.

De avaricias y maldades de este mundo que está lleno,

en tu casa deleitosa nos das refugio sereno.

Aquí encontramos amor, vida, cariño y sosiego

y escucha tu corazón la llamada del doliente

que te pide por favor la ayuda que no merece.

Y Tú, Celestial Señora, acudes a socorrerle

al escuchar la llamada del pecador insolente,

y sin pedir nada a cambio tu misericordia le ofreces.


A ti acudimos, Señora, en momentos de flaqueza.

Y Tú escuchas paciente nuestras súplicas dolientes

creyéndonos inocentes.

Virgen y Madre nuestra, en este templo sagrado mucha gente

se cobija. Ayúdanos para que cuando salgamos de él veamos

la luz.

No nos dejes caer en la tentación, y ayúdanos con la verdad

y la justicia que Tú engendraste, donde hallaremos tu seguro

amparo y el de Tu Hijo.

Líbranos de los males que causa la envidia de los mortales

y danos la paz eterna.

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