miércoles, 27 de octubre de 2021

 

ES UNA TARDE DE OTOÑO (elegía VI)


Es una tarde de otoño

alegre y muy soleada,

y en el pinar de las Balsas

ya no canta la cigarra;

en la casa de la Nava

ya no se ven los vencejos,

ni el ruiseñor nos alegra

entre los frondosos huertos:

se marcharon con sus cantos

en busca de mejor tiempo,

volverán en primavera

para alegrarnos de nuevo,

y esa alegría traerá

la sonrisa a nuestro pueblo.


Nacerán nuevos polluelos

en los pinares más altos,

cantarán sus alegrías

a la sombra del verano.

Los que no volverán más

son mis queridos hermanos,

que se fueron para siempre

y solo me voy quedando.


En las laderas del monte,

en ribazos y cañadas,

han vuelto a crecer de nuevo

cardos, abrojos y aulagas,

y en desgracia le acompañan

pelados montes y lomas calvas;

en barranqueras profundas,

juncos, helechos y zarzas,

crecen en las torrenteras

que engrosan el río Alhama

por canchales y barrancas.


¡Oh! Tierras de Tras del Prado,

de Coscoger y Gravianas,

tierras pobres, tierras pardas,

tan pobres que no dan nada!.

Montes que cruzaron lobos

aullando en grandes manadas,

peñascos y altos riscos

donde el cuervo cría y grazna;

donde roídas por buitres

brillan osamentas blancas,

donde los cardos y abrojos

se juntan con la cizaña.


Campos tristes, solitarios,

sin caminos ni moradas,

abrojos, espinos y aulagas

y muchas piedras rodadas.

Por el valle del Alhama,

austero, curvo y guerrero

con empinadas cuestas

para tomar los senderos,

entre laderas quebradas

cabalgan en mulas pardas

hombres de estirpe arrogante,

van a sembrar los campos

en la tierra ya cansada.


Las higueras con su fronda

en estrechos barrancales

asoman sus grandes copas,

y sus raíces desnudas

se abrazan a grandes rocas

en un momento de angustia.

Los álamos del Alhama

con sus copas gigantescas,

dan un respiro en verano

y en invierno leña seca:

y sus profundas raíces

se alimentan de la tierra

y beben del río Alhama

hasta la borrachera.


En las mañanas de otoño

cuando la tierra se labra,

las yuntas ya descansadas

se uncen para la siembra

y el corvo arado se hunde

en la entraña de la tierra,

y los surcos van abriendo

y cerrando nuevas zanjas.

Al llegar la primavera

todos se van a la escarda,

pues la tierra está maldita

de avena loca y cizaña:


Cuando el labrador coseche

será su labor pesada;

antes de segar el trigo

tendrá que arrancar cizaña.

Si un año es de abundancia,

dos años son de indigencia,

y los rudos labradores

felices con su cosecha.


Es una tarde de otoño

alegre y muy soleada

y en el valle del Alhama

ya no canta la cigarra.



Inestrillas, 5 de octubre de 2005.

De mi libro, "Atardecer en el Alhama".


(poema revivido)


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