miércoles, 8 de marzo de 2023

 

INTRODUCCIÓN HISTÓRICO-ARTÍSTICA DE LA ERMITA DE NUESTRA, SEÑORA DEL PRADO DE INESTRILLAS.


El conjunto de pinturas murales que encontramos en la ermita de la Virgen del Prado de Inestrillas, responde a una de las tipologías más utilizadas durante el Barroco pleno, y en particular entre la segunda mitad del siglo XVII y principios del siglo XVIII. Por un lado, apreciamos en la cúpula un conjunto interesante de ángeles en diferentes posturas combinados con vistosos juegos de rocallas en tonos rojizos, azules, ocres y verdes (colores muy utilizados en la paleta barroca) y en cuyo soporte, se han combinado zonas planas con otras que presentan ligeros relieves realizados con la técnica de la yesería (formas geométricas, molduras, etc, para crear juegos de volumen y luz, y así dar mayor perspectiva visual al conjunto mural. Y, por otro lado, en las paredes laterales y frontal (donde se aloja el retablo con hornacina aovada) de la cabecera, el conjunto de elementos pictóricos que aparecen (angelitos en posturas dinámicas, arquitecturas fingidas, rocallas, filacterias, flores, frutas, cortinas, etc…), componen una gran composición teatral centrada en una temática artística denominada retablo eucarístico pictórico. Dicho en otras palabras, un retablo eucarístico es una pintura mural en la que se jugaba con la idea del trampantojo o imágenes fingidas, término que, como su propio nombre indica, intentaba engañar al ojo, pues, en efecto, a través columnas, hornacinas entablamentos, alerones y cortinajes fingidos se simulaba un retablo. Si además, se añadían unos ángeles, lo que a priori podría resultar una pieza del mobiliario litúrgico de esta ermita, en realidad se convertía en un elemento que parecía trasgredir las leyes de la física, jugando con la teatralidad y la apoteosis barroca, uniéndose así lo celeste y lo terrestre. Las perspectivas aéreas y los juegos de trampantojo, sobre todo para la imitación de elementos arquitectónicos, tuvieron una gran difusión en España a partir de mediados del XVII, cuando los fresquistas Mitelli y Colonna llegaron desde Italia a Madrid con el fin de trabajar para Felipe IV. Este nuevo estilo teatral e ilusionista creará toda una escuela de pintores que recorrerá toda España y su imperio hasta bien entrado el siglo XVIII. También hay que comentar la influencia de Lucca Giordano, añadiendo sus pericias de perspectiva a estos juegos ilusionistas. En este caso, el conjunto de las pinturas murales que encontramos en esta ermita, responde a perspectivas aéreas en la cúpula, y luego, a tres retablos eucarísticos. Dos de ellos son visibles en las paredes laterales del presbiterio y un tercero, perdido en parte y con algunos restos en la parte trasera del retablo de madera que hay alojado en la pared frontal del presbiterio. En la pared lateral izquierda, el retablo está dedicado a la escena de la Sagrada Familia con San Juanito. En la pared lateral derecha, el retablo está dedicado a la Asunción de la Virgen. Finalmente, en la pared frontal, las evidencias pictóricas que quedan nos hacen pensar que el retablo estaba dedicado al Santísimo Sacramento, otro tema muy utilizado durante el Barroco español. En resumen, las composiciones pictóricas que encontramos en la cabecera de esta ermita, responden a algunas de las directrices de la pintura mural barroca: - se intensifica la confusión entre lo real y lo ficticio, utilizando los juegos que permitía el trampantojo, desafiando la física y, por tanto, la razón, - y, se combinaban juegos de luces, de movimiento espacial y policromías, intentando desmaterializar el espacio, creando el cielo en la tierra para albergar precisamente a Dios en la tierra, representado en la parte trasera del retablo, por una custodia. Las pinturas murales que encontramos en esta ermita de Inestrillas se imbrican en el ambiente de exaltación eucarística que tanto caracterizó a la España del barroco, especialmente durante la segunda mitad del siglo XVII y la primera mitad del XVIII, momentos en que, sobre todo en el ámbito artístico, se va a palpar con más elocuencia lo dictado por el Concilio de Trento en el siglo XVI en este sentido. Dicho Concilio, del que surgirá la Contrarreforma, pretendió reforzar los principales dogmas de la Iglesia Católica que habían sido puestos en duda por los protestantes, destacando el de la Transubstanciación de la Eucaristía. Pues bien, Trento fortalecerá la devoción a la Eucaristía, y por ello, surgen así con mayor ímpetu nuevas cofradías sacramentales, los monumentos del Jueves Santo adquirirán un esplendor inusitado y se enriquecen las procesiones del Corpus Christi. En pintura mural aparecen nuevos repertorios alegóricos dedicados a exaltar el Santísimo donde destacan los retablos eucarísticos, como en este caso, donde existía un retablo central en el que se adoraba y se realizaba el culto a la Eucaristía (Sacramento por excelencia), representado por la representación de una custodia en la parte trasera del retablo de madera. Imagen de detalle de la custodia que se encuentra detrás de la parte inferior del retablo de madera actual que hay en la pared frontal de la cabecera. Según el poder adquisitivo de iglesias, conventos, parroquias o cofradías, cada uno a su manera, querían participar de esta exaltación eucarística, renovando los espacios a ésta dedicada, siendo por ello una época en la que surgen grandes conjuntos pictóricos cuyos motivos iconográficos y finalidad serán la de dar culto al Sacramento por excelencia. En definitiva, el conjunto de pinturas murales que aparecen en la cabecera de esta pequeña ermita localizada en el valle del rio Alhama, enriquece aún más el patrimonio artístico de este austero edificio de una sola nave

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