domingo, 26 de junio de 2011

LA VIEJECITA Y LA PAELLA

  En un restaurante de Pamplona de cuyo nombre no quiero acordarme, encontramos una viejecita en la puerta leyendo el menú de varias cartas y en uno con texto muy escueto decía, “paella mixta 11 Euros”. El grupo salíamos de comer y al ver a la variopinta y simpática viejecita leyendo el menú le preguntamos que qué le parecía. Ella con sonrisa amable y simpática contestó: "Hace muchos años que no como paella, ya me gustaría, pero no tengo once euros".
  Nos miramos a la cara con ganas de ayudarle y el Director del grupo se adelantó y le entregó once euros, la viejecita se quedó asombrada por tan amable invitación y entró al Restaurante; habló con un camarero y este, en vez de sentarla la sacó a la calle. Al verla le pregunté que es lo que ocurría, y la viejecita dijo con simpatía, se ve que no le gusta mi aspecto. Entonces entré a hablar con el camarero y le dije: "¿Le gustaría que volviésemos mi grupo a comer?"  "!sí claro, exclamó¡" Pues haga el favor de sentar en una mesa a esa viejecita y déle de comer, que le va a pagar y, si no le pagara Ud,  la invita y quedara como un señor que me parece que no lo es.
  La viejecita se sentó en una mesa retirada del centro del restaurante y al presentarle el plato de paella había que ver su cara, no es para imaginárselo, es para verla.
  La viejecita no paraba de darnos alabanzas, era un placer ver esa carita de ilusión.
  Esto ocurrió en un restaurante de la plaza de los Fueros de Pamplona, cosa que no se me va a olvidar, ni quisiera olvidar aquella carita de ilusión de la viejecita.
                                                              

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