sábado, 17 de diciembre de 2011

ANTÍDOTO PARA COMBATIR EL RENCOR

  Muchos seres humanos viven una vida miserable, vacía y solitaria, a causa del RENCOR.
  Se vuelven personas negativas, llenas de amargura, la cual trasmiten con sus actitudes hacia otras personas. Cuántas veces nos habremos preguntado ¿por qué tal persona es así?
  El rencor, el odio, la amargura, son síntomas de un terrible cáncer que corroe el alma, causando heridas muy profundas. Pero este tipo de cáncer tiene cura y esta cura es el perdón.
  Perdonar es el acto de santidad mental más liberador que el ser humano puede hacer por sí mismo. Sin embargo, perdonar es muy difícil para la gran mayoría.
  Perdonar no es una señal de debilidad, ni mucho menos es justificar a la persona que nos hizo daño.
  Perdonar es liberarnos de resentimientos negativos que son un estorbo en nuestra vida, que nos roban la paz interior y que provoca muchas enfermedades.
  El rencor y la falta de perdón afectan física y espiritualmente al ser humano.
  El orgullo, la soberbia, la autocompasión y el deseo de venganza impiden comprender la importancia de perdonar.
  La venganza no elimina el rencor, por lo tanto no libera de la negatividad del mismo.
  Pagar mal por mal, sólo trae más carga negativa a nuestra vida.
  El rencor y el odio son los autores intelectuales de muchos crímenes y abusos dentro de la sociedad.
  Perdonar dignifica al ser humano, “Honra es para el hombre  pasar por alto la ofensa,” dijo el sabio Salomón.
  Perdonar es una decisión personal. Si elegimos perdonar, liberamos nuestra alma, si elegimos seguir guardando resentimiento, seguimos generando amargura para nuestra vida.
  La vida es corta, hay que vivirla como si cada minuto fuese el último. Una vida libre  de rencor es una vida en libertad. No te condenes a vivir en la prisión del rencor y la amargura.
  Perdona a tus padres, hermanos, hijos y amigos, etc. Esa paz interior que necesitas, no puede llegar si no lo haces.
  “Toma todo el resentimiento, rencor y amargura, que hayas acumulado a lo largo de toda tu vida y hazlos pedacitos. Cava un hoyo profundo en las arenas del pasado y entierra todos esos pedacitos. (Nunca intentes desenterrarlos, no son reciclables). Una vez que hayas hecho esto, estarás listo para perdonar y disfrutar de la vida de otra manera más sana y equilibrada”. 


REFLEXIÓN FINAL.Nuestro paso por este mundo es muy corto y no deberíamos perder el tiempo en quejarnos ni en criticar la vida. Ella hace lo que puede... y lo que nosotros le permitimos que haga. Medítenlo.

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