lunes, 18 de abril de 2016


EPÍSTOLA DE UN TROVADOR



Mientras haya en mi aldea un trabajo 
 
 y jornaleros que cobren su gajo;

por las calles y plazas los gatos

bigotudos con grandes olfatos;

en el aire en corrales y el suelo

moscas puercas apares en celo;

mi cuaderno en las casas y alcobas

cantará este coplero mil mil trovas.



Y quisiera pecar de discreto

y un curioso y raro soneto

dejar hecho a mis trovas y viñas:

¡respetando el pudor de las niñas!

El viñal llegará en el ocaso

con desliz algún que otro a mi paso,

y otras más que no fueran aquellas,

¡sufriré mil carencias por ellas!



A las mozas ofrezco lectura

con primores de alegre escritura.

Son mis versos risueños los mismos

que a los santos del cielo les dimos,

dispensaron mercedes al canto

entre vivos y alegres encantos.

Y las hijas de nuestros ancestros

serán madres de los hijos nuestros.



Hoy las cosas en sí quedan lejos,

sólo queda ilusión y reflejos.

A mí el orbe me manda señales,

con indicios de alertas mentales.

Pero cunde a través muy latente

una tromba de amor indolente,

que perturba en la imagen divina

el rubor y el calor de la niña.



Pese a todo, lo real está fuera,

en el árbol y el alma que espera

elocuencia, cincel o con pluma,

vuelve diáfano el cerco en la bruma

a entornarse con gesto gallardo

que es fiel copla del triunfo que guardo
 
El engaño es un crimen y escoria

La amistad es fuerza y victoria.



Cuando lucho en las pugnas del arte

por quitar del asunto una parte

del haber que reservo por dentro,

en los gritos acerbos encuentro

el preciso semblante y buen giro,

¡qué delicia y qué orgullo respiro!

¡Qué alegre y que satisfecho quedo

¡Es un placer quitarse los miedos!



Ser decente es un arte divino

que yo escucho y pienso con tino.

En la práctica el ocaso es cieno,

es horror del feísimo extremo;

y es excelso en la noble pintura

que aparezca refulgente y pura,

y si el bardo no inyecta codicia

habrá un grito de eterna justicia.



Pues la nota es pringosa y estorba,

vibrará mucho al son de mi trova.

En el mundo lo flojo y lo raro

son razón de lo bueno y lo claro.

¿Cómo hacerlo que sea frecuente

si el trovador en sus trovas no miente?

Ánimo y sentimientos seducen,

si no grandes tampoco relucen.



Aunque muestre con garbo y decoro

opulencias de atuendo y tesoro,

se columpian las rachas supremas

reflejando y cantando mis lemas;

y debajo con letras en bloque

y blandiendo con pluma y estoque

una musa con fuerza y con gracia

lleve al sol su belleza y audacia.





Logroño, 16 de abril de 2016








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