martes, 16 de febrero de 2016


ERA UN DÍA DE ABRIL
Era un día de abril de pausados vientos,
y una suave lluvia rimaba sus vuelos,
iban cantos vagos y suaves suspiros

entre los gorjeos de alegres jilgueros.
Sobre los ramajes allí en los jardines
varios ruiseñores trinos repetían,
y con sus alegres y sedosos trajes
allí en los parrales rosas parecían.
Entre los trenzados parrales y uvas
junto a los ramajes Baco se asomaba,
y como un efebo de carnes rosadas
sus mejillas rojas lascivo mostraba.
¡Ay quien de sus vinos y mostos bebiere!
¡Ay quien de sus bailes y cantos fiare!
con sus grandes ojos y su enorme vientre 
el divino Baco de risa se muere.
Sus perversos ojos azules son bellos;
cuando ríe lanza extrañas miradas;
asoma en sus ojos dos certeros dardos
y entre copas baila malignas pavanas.
Es noche de fiesta, es noche de bailes,
y en su gloria lleva mil triunfos mundanos,
y el divino Baco cargado de encajes
flores mil destroza con sus tersas manos.
Con su airada risa parece una flauta
con su alegre canto a un jilguero iguala,
y a las locas fugas de una serenata
una bailarina baila que te baila;
y entre los trenzados parrales y uvas
un día de abril de pausado viento,
a la fina brisa llena en melodías
dulces ruiseñores con alegre acento.
 
De mi libro "REMEMBRANZAS DEL ALHAMA"

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