domingo, 21 de febrero de 2016


SÚPLICA

No quieras que siga con esta pena
ni
tenga que empeñar a mi destino;
no dejes que me muera en el camino
resignado a llevar esta cadena.


Este siniestro andar, esta condena
que endurece la tormenta en mi sino,
personifica al caído peregrino
perdido en el enredo de la escena.

No desees verme mas a la deriva,
que mi barca es frágil a la inclemencia
y al trallazo traidor del enemigo.

Te persigo por causa de evasiva
con que calmar la paz en tu asistencia:
seré fuerte
de amor, pero contigo.



Logroño, 19 de febrero de 2016


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