sábado, 28 de octubre de 2017

¡ALLÍ SE SIENTE EL ALMA!
(Epístola)

Allí, en el valle del Alhama secular,
donde los árboles buscando luz se inclinan,
las raíces los sujetan en su suave desplazar,
siendo el tronco su columna vertebral;
allí la vida se enaltece y se detiene
perfumada por la flor que nunca muere,
y ve el estallido de una rama que se yergue
con nuevos seres en su alegre rebrotar.
¡Allí, Señor, siento tu sabiduría!

Al pié de la oscura serranía,
mirando a lo lejos en el horizonte,
diviso los perfiles de encrestados montes
observando al pueblo en su tranquilo dormitar;
en el prado el radiante y sonriente sol,
pinta el suelo de azucenas y violetas,
y al atardecer el arroyo runrunea
acarreando en su lomo la hojarasca seca.
¡Allí, Señor, se siente la vida!

El sereno amanecer despierta
y las aves al nuevo día saludan
anunciando al valle con sus trinos,
que ha llegado un nuevo día;
allí la vida en alegres días se suceden
y en el silencioso continuar de la noche
a mi lecho campestre entrego el alma
lejos del ruido y de las noches vanas.
¡Allí, Señor..., el silencio y la paz calman!

(Epístola renacida) 25 de octubre de 2017

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