lunes, 27 de noviembre de 2017

TRANQUILIDAD (elegía)

Cuando deseo la calma y el reposo
y al destino concurro silencioso
sin que el mundanal bullicio me estorbe,
el balsámico recuerdo me absorbe.

En esta muda soledad me pierdo
rodeado del consuelo de Ricardo,
mis creencias, mis dudas y mis amores
y las siempre recordadas..., mis flores,

que fui dejando, lánguidas y mustias;
el inmenso caudal de mis angustias
las tumultuosas veracidades mías;
los recuerdos de mis locas alegrías.

Algo que permanece en mi memoria,
que puebla y vive en la vieja historia
y sueño a veces, si en congoja vivo,
de forma y suerte en un suave reactivo,

Adiós ribera apacible y amena
en cuya calma tranquila y serena
respiro de otro entorno la frescura
de mi primera vida alegre y pura.

Adiós remanso de paz que en ti guardas
tu fronda espesa y montañas gallardas,
adonde en sus colinas fugitivas
vuelvo a hallar mis anchas perspectivas.

La vejez llega: la historia es corta,
si a mi destino llego y se comporta
demandare calma, espera y olvido
a la soberbia firme del vencido.

Mas si caigo en batalla, del estruendo
rodaré y terminaré bendiciendo
la razón en que uní mi vida entera;
tapado en un trozo de mi bandera.

Logroño, otoño de 2017

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