lunes, 31 de diciembre de 2018

ESPINELA

En mi valle el hombre atento,
donde el runrún nada asombra
viaja inquieto por la sombra
caminando a paso lento.
En el bancal junto al heno
me senté a soñar despierto
con el viejo Valle incierto,
los recuerdos son extensos...,
algunos son muy dichosos
otros llenos de lamentos.

El canto que te saluda
en su grosor se desgarra
puso amor en su guitarra
entre tú y su ánima muda.
Mi cuarteto es cuerda ruda
sabe un son que hace llorar,
por eso hago mi cantar
mientras que el tiempo se muere,
por ella que no me quiere,
yo he venido a preguntar…

Coso sueños en mi mente
y creo por un momento,
si nadaré como un tonto
entre remanso y corriente.
Vean si es justo mi engaño
para asegurar mi talento,
pues voy remontando lento
la corriente que me trajo,
hoy como voy hacia a bajo
hacia arriba vuela el viento.

Mi abuelo ya me lo decía...,
la voz que suena a regaño
es voz llegada de engaño,
llamada que llega bravía
soportando desde aquel día
un ansia pura en su acento.
Mudez del pozo sediento,
lenguas donde se desmayan
los dulces cantos que ensayan
llevando mi pensamiento.

Mi yegua llegó cansada,
sobre los flancos tremola,
negra la crin y la cola;
en su relinchar se pasma
su corazón de fantasma.
Con mi silbo y la picada
y la brisa peinadora
la tarde tranquila mora
en el corralón callada.

Alhama sola y serena:
si tu quietud es salvaje
¡qué luz tendrá tu paisaje
cuando se aplaque esta pena!
Cruzan las ciervas cobrizas
sobre tus campos letargos,
cuando aquellos tan amargos
chocan entre tus retiros,
nubes serán tus suspiros,
tierras de ciervas cobrizas...

Matas de copas bermejas
donde el sol muy lento cruza,
en ellas se desmenuza
sombras de negras consejas.
Hogar de calor y quejas
que arropas en dulce amparo
allá en la Virgen del Prado,
bajo su paz me aquerencio
allí rezo en el silencio
un rezo lento y amado.

La luna llenó hace días…,
hace brillar las dos caras.
Runrunes de voces raras
se escuchan por las lejanías.
Recuerdos de mis correrías
por aquellos campos tersos;
como en los días más adversos
fui cantador del otoño,
hoy como un mustio retoño
me van saliendo los versos.

Versos de sueños lozanos
en la noche millonaria,
que atraviesa solitaria
mis coplas entre los llanos.
Los caminos mañaneros
alegres son como colmena.
La luna viste serena
como piragua en el agua:
¡Hay que dar al mundo tregua!
canta la garza en la arena.


Toda mi ilusión sin cuna
canción se volvió al dejarte
y aprendí que hay en el arte
jazmines, Dios y luna.
Casa del Barranco sola
de Inestrillas en letargo.
Ya puedes decir ahora
aquí vivió don Ricardo.

Logroño, 1 de enero de 2019
no me gusta mucho el nueve
pero después de Navidad
cierto que traerá felicidad.








































































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