jueves, 20 de diciembre de 2018

UN VERSISTA INESTRILLERO

Aquí vivió un buen versista
que calmó su brío escribiendo,
los versos le iban saliendo
cuando se puso de artista
y acabó como ensayista.

Versos de sueños lozanos
en el carmesí lebruno,
promesa de como es uno
cuando los hombres son sanos
en estos pueblos arcanos,

gritos de hombres riojanos
que aman su patria y llaneza,
su morada y su nobleza
que fluyen de entre sus manos
hechos de lances humanos,

declamando a los luceros
en la tarde milenaria
que a traviesa solitaria
los montes inestrilleros
cantando como copleros.

Y no me pregunten la clave
de mis cantares diversos;
yo se muy bien que en los versos
el escritor es la llave
y la pluma es su llavero.

Mi sueño nació sin cuna,
canto se volvió al dejarte,
y aprendí que sobre el arte
solo hay lirios y luna
y aveces también fortuna.

Amigos de mi destierro
vigilen los cuatro puntos.
Pues en alguno van juntos
como si fuera un entierro
Benedetti y Martín Fierro,

y oigo su canto extendido
por el monte de ande vengo,
y traigo un canto realengo
que se me entró por el oído
como si andara perdido.

Cruzan la solana ardiente
el Catirre y otros guardas,
pues llevan en las espaldas
todo el calor del saliente
y todo el sol del poniente.

Curvan el anca los machos
por la exudación del estío,
hombres que entre lo baldío
no pueden cruzar los trechos
por el agua sin pertrechos.

Y en esta tierra de baños
no hay planta que no saciare,
unas veces como mares
otras veces con los caños
y las menos con apaños.

Muertos de sed los vaqueros
por los aciagos caminos,
como buenos ganaderos
cruzaron por los senderos
buscando otros bebederos.

A distancia el trueno grita.
Sale el sol, y el campo alegra,
ya se va la sombra negra
de esa alimaña maldita.
Cesó la eterna zozobra;
en fuga va la pandilla
y la calle ya recobra
esa grave pesadilla
que desde su oscuro averno
resopla alejado el trueno.

Logroño, 19 de diciembre de 2018

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