viernes, 10 de febrero de 2012

      UN VIAJE LLENO DE PLACIDEZ  

   Vuelve la noche a tocar el arpa de la sintonía; miro a los navegantes atendiendo el rito de las danzas, tejiendo un danzar lleno de amor en el firmamento.
   Abajo, el gran valle de las ciudades duerme entre luces de color y silencio eterno, lleno de veredas y complicados canales entre el susurrar de miles de árboles que sombrean los distintos valles.
   Oigo el canto silencioso de la noche en perfecta sintonía mientras la nave surca los cielos de la vieja Iberia con perfecta armonía de su tripulación.
   Aquí arriba, la luna y las estrellas se encuentran compitiendo en colorido sobre el azulado cielo.
   Allí abajo, la oscuridad se ve salpicada por miles de luces que van haciendo un juego indescifrable lleno de puntos de luz y color.
   Al amanecer los ocres, plomizos y verdes compiten en un baile de colores sobre la tierra, parece estar todo en silencio.
   Entre suelo y techo todo es calma y color; bonanza, templanza, sosiego y esperanza...
Arriba, quietud astral, extasiada, llena de paz.
Abajo, ¿qué ocurrirá? ruidos, luchas, bullicio, desorden...

¡Qué poesía es el infinito! ¡Cuánta inspiración hay en él!

   No puedo por más que intentar escribir un poema ante la inspiración que se me ofrece, las musas han salido del parnaso, están a mi alcance, y el aura me envía soplos arcanos para mi labor.


                    Para esta alegre e inspirada noche
dejo escrita esta sincera página,
y a esta divina sombra pongo broche
como la más hermosa y bella sixtina.
 
Y... bien sé que allí donde yo vivo
se reirán de estas ocultas aventuras,
pues el instinto grosero es agresivo
y seguramente lo llamarán locuras.  

Por la mañana con la aurora
cuando el sol ya se vislumbra
brillará allí entre la penumbra

la gran nave, cual un lucero,
que avanzando cual meteoro
llega a su destino postrero.

      La noche estaba serena cuando al cielo contemplaba, miles de luces la adornaban, y al mirar al suelo veo la sombra rodeada de sueños... descansando.
   Morada de grandeza, templo de iluminación divina siguiendo la vana sombra del bien fingido.
   El hombre entregado al sueño y a su suerte avanza con paso callado, un leve punto que se ve allí abajo comparado con los miles que se ven allí en lo alto.
   ¿Quién no mira en la armonía de estos resplandores astrales sus pasos, sus movimientos y sus gracias estelares?
   La luna se mueve como una plateada rueda y las estrellas se ven graciosas y bellas; por otros caminos van Marte airado y Júpiter cercado, y la gran masa nebulosa parece indicarnos el sereno camino al cielo con su brillar apasionado.
   ¿Quién es el que esto mira y no aprecia la creación, y no gime, y no suspira y se le rompe el alma de estos bienes que se ven desde la tierra?
   Aquí arriba vive el contento, reina la paz, aquí esta asentado el amor sagrado de glorias y de deleites rodeado.


         COMO EL AVE FÉNIX

  Resurgieron como el Ave Fénix arcano
en clamor de luces llenas de brillo y color;
era una noche de cielo hermoso y sereno
con miles de estrellas y un astro de amor.

  El comandante de la nave feliz sonreía
a la bella imagen que a sus pies se ofrecía,
una hermosa noche que al piloto guía
y a la sobrecargo la dulce y bella María.

  El silencio de la noche se llena de fulgor 
desde lo más alto en el firmamento,
admiro la grandeza con todo esplendor
de la creación vivida en ese momento.

  Yo me asomaba desde esa abertura
y miraba sintiendo al gran Creador,
sentía que somos muy poco en la tierra
y lo hermoso que es ese techo exterior.

  La nave seguía el rumbo marcado
en extasiada noche de calma y poesía,
el pasaje atendido con gran desenfado
que la tripulación cumple con gran armonía.

  Y... ¡he ahí! a las seis grandes Filis
que irrumpen con gracia en el arcano cielo, 
resurgiendo de nuevo como el gran Ave Fénix
de lo más profundo y con el mayor anhelo...  

             Mi poesía ha sido vuestra poesía,
sinceramente.  
                        Ricardo Lalinde López.

Este poema se lo dedico a toda la tripulación del vuelo 1462,
que saliendo de Bilbao el día 30 de noviembre de 2007 a las
20,50 horas, llegó a Málaga a las 22 horas; haciéndome
disfrutar de una imagen estelar que no voy a olvidar, sintiendo
debajo de mí el mundo, y sobre mí el cielo en un baile de
colores y sinfonías.
Gracias al Comandante, T. Casado, al piloto, C. Picazo; a la
sobrecargo, M. Cañaveras, y a los auxiliares, J C. Cerezo,
P. Torralba y A. Santiago.
Gracias a toda la tripulación del vuelo 1462 de IBERWORLD.


De mi libro, "REMEMBRANZAS DEL ALHAMA".

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