jueves, 10 de noviembre de 2011

   AL OLIVO MALLORQUÍN

Qué esbeltez a pesar de su vejez.
Qué hermosura a pesar de su gordura.
Qué admiración provoca su deformación.
Qué arrogante sale de su cepejón.

Son tan viejos y con tanta vida
que en esta Isla querida
crecen de forma desmedida
dejando un recuerdo que no se olvida.

Con cientos de años a cuestas
están en empinadas cuestas,
llenando rincones y banquetas
pregonan sus históricas grandezas.

Y tan esbeltos y hermosos son
que causan gran admiración
y al mismo tiempo emoción
de esta maravilla de la creación.

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