jueves, 17 de noviembre de 2011

    ERA UN DÍA DE ABRIL

  Era un día de abril de pausados vientos,
y una suave lluvia rimaba sus vuelos,
iban cantos vagos y suaves suspiros
entre los gorjeos de alegres jilgueros.

  Sobre los ramajes allí en los jardines
varios ruiseñores trinos repetían,
y con sus alegres y sedosos trajes
allí en los parrales rosas parecían.

  Entre los trenzados parrales y uvas
junto a los ramajes  Baco se asomaba,
y como un efebo de carnes rosadas
sus mejillas rojas lascivo mostraba.

  ¡Ay quien de sus vinos y mostos bebiere!
¡Ay quien de sus bailes y cantos fiare!
con sus grandes ojos y su enorme vientre
el divino Baco de risa se muere.                                        

  Sus perversos ojos azules son bellos;
cuando ríe lanza extrañas miradas;
asoma en sus ojos dos certeros dardos
y entre copas baila malignas pavanas.

  Es noche de fiesta, es noche de bailes,
y en su gloria lleva mil triunfos mundanos,
y el divino Baco cargado de encajes
flores mil destroza con sus tersas manos.


  Con su airada risa parece una flauta
con su alegre canto a un jilguero iguala,
y a las locas fugas de una serenata
una bailarina baila que te baila; 

  y entre los trenzados parrales y uvas
un día de abril de pausado viento,
a la fina brisa llena en melodías
dulces ruiseñores con su alegre canto.


De mi libro "Remembranzas del Alhama"

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