jueves, 11 de enero de 2018

A INESTRILLAS VOY!
De Inestrillas vengo, suave suspiro,
cuando, por ligereza o decaimiento,
dejo el ansia de arrinconar el cuento
y dar a mi leyenda algún retiro.

A Inestrillas voy, que sólo quiero
aprovechar sus brisas un momento:
pausa de escape y entretenimiento
con la fugaz lejanía de un respiro.

Ni ciudad ni agobio, monte y hondura;
devota soledad, quietud que calma
o sosiega compañía sin ventura.

Templanzas ardientes y lisonjeras
al ser en filosófica mesura...
De allí vengo y allí voy, a Inestrillas.

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