sábado, 13 de enero de 2018

EL REVOLOTEO DE LA NIÑEZ

En medio de la nocturnidad y del sosiego del discurso del merecido descanso, existe la fortuna de la salud mental, salud que vuela en dirección de los sueños más preciados, nobles y profundos.

Los aventurados códigos de nuestra niñez, lo dulce y lo amargo en un mismo plato, el descubrimiento de los olores, los lados de la amistad, el mensaje de nuestro primer beso tan insulso como anhelado. El trozo del poema bajo la lengua buscando la palabra adecuada para su composición…, el hecho de ser hombre, para el hombre al que tememos y del que desconfiamos...

Nuestra infancia llena de domingos donde la felicidad es la esencia que nos conducía por los senderos de la luna a la que preguntarle por el más allá. El timbre que suena en nuestro interior a escapada, para emprender la ruptura con lo aburrido de la enseñanza y lo agobiante de las tareas y con lo necesario de las labores del campo y de la casa. Ese poder que solo se tiene cuando se es niño en un mundo de gigantes. Esa infancia de no ser nada ni nadie, esa vida momentánea que dura el tiempo injusto, el tiempo en darte cuenta de que la vida es seriamente aburrida y está llena de contingentes casi siempre desafortunados…, va pasando...

Toma mi mano que parece vacía y sal a mi encuentro con ese niño que aún habita en ti y rompamos las normas, seamos aves migratorias sin fronteras, hijos de ciencia-ficción, héroes del amor y soldados de plomo.


Logroño, 14 de enero de 2018

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