jueves, 25 de enero de 2018

EL CAMINO DE LA VIDA

Si tú me dices ven, todo cambiará
Si tú me dices ven, habrá felicidad,
Si tú me dices ven…, lo dejo todo.

Qué bonito suena..., luego con el paso del tiempo llega la realidad, una realidad que nos deja perplejos ante los envites de la vida, ante las falsedades que nos rodean y ante las caprichosas actuaciones de algunos.

Aveces los recuerdos que piden ser escritos son persistentes, dejan llagas, son vastos, arden en nuestro interior, reaparecen en los sueños aunque a veces cuesta reconocerlos. Es necesario tener recuerdos de muchas noches de amor, en las que ninguna se parece a la otra. También es necesario tener otros recuerdos mas acongojados como gritos de parturientas. Es necesario saber olvidarlos cuando son muchos, y hay que tener la paciencia de esperar que vuelvan.

La capacidad de asombro es, igual que la duda, un incentivo para escribir. Nos conviene ponerla en movimiento a medida que retomamos puntos y puntas de nuestra historia personal: cuanto más se avanza, más sorpresas se encuentran o se pueden encontrar en el camino.

Decía Woody Allen que la vida es un proyecto estúpido y sin sentido. Que la única manera de sobrevivir es contarse mentiras.



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