martes, 26 de julio de 2011




   YO FUI AQUEL DE PLUMA BLANCA...

Yo fui aquel de pluma blanca en las manos,
de versos, rosas y alegres cantos profanos,
caballero andante de montes y de llanos,
potro sin freno en mis jóvenes años.

Fui el dueño de un jardín sin flores,
en él sembré rosas y alegres ruiseñores,
di canto a las flores y perfume a los cantores
y el jardín llené de alegres sensaciones.

Querido fui por todos durante mi infancia
y supe del calor que en mi casa había,
las rosas y claveles me dejaron su fragancia,
una fragancia alegre y de melancolía.

Tímidamente al mundo asomo
joven, viril, con ganas y gran aplomo,
iba embriagado de vida y de mí mismo
y no caí en las sombras de mi propio abismo.

Ahora en el ocaso y discreto paso por la vida,
en la hora crepuscular y de retirada merecida,
juzgo si mi alma fue por tanto alegre y atrevida,
alma joven entre el placer y la melancolía de la vida.

De mi libro, “Cantos de Amor y de Esperanza”




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